graciado suceso la vanguardia, que a paso largo procuraba acercarse
para el efecto.
Proximo ya todo el ejercito espanol al de los insurgentes, y ocupada la
falda del citado monte de Condorcuyo, los indios de Anta y Chincheros
les gritaban que si bajaban a dar la obediencia a S.M. serian perdonados
de buena fe, y se restituirian tranquilamente a sus casas: pero ellos
obstinados les respondieron con audacia, que su objeto era dirigirse al
Cuzco, para poner en libertad a su idolatrado Inca, y que en este
concepto siguiesen su camino si les acomodaba. Se supo despues por
algunos prisioneros, que mandaba el campo de los rebeldes D. Pedro
Vilca-Apasa, comandante nombrado por el caudillo Diego Cristoval
Tupac-Amaru, y que tenia en el ejercito todos los indios de las
provincias de Azangaro y Carabaya.
Bien examinada la situacion de los sediciosos, y que era inutil
reducirlos por medios suaves, se determino el ataque para el dia
siguiente, que el Comandante General ordeno, dividiendo su ejercito en
cuatro columnas, para que, situandose en distintas posiciones,
acometiesen a un tiempo la montana, destinando una de ellas solo con el
objeto de girar los enemigos y tomarlos por la espalda, a fin de que
batiese y persiguiese a los que fugitivos que escapasen de las tres
restantes: la cual se puso en movimiento dos horas antes que las otras,
y todas con la prevencion de no moverse hasta la senalada para el
ataque. Consecuente a estas prevenciones, se coloco cada una en el
puesto que tenia senalado, y al disparo de dos tiros de canon empezaron
a subir determinadamente, y los rebeldes salieron al encuentro con igual
resolucion, y en poco rato se hizo general el combate, en que los
enemigos hicieron una obstinada resistencia, favorecidos de unos
corrales que estaban fortificados desde el ano de 1741, y entonces
habian puesto en estado de la mejor defensa. Apostados en ellos,
lograron rechazar al Teniente Coronel de ejercito, D. Manuel Campero,
que a la cabeza de una columna de 1,500 hombres los ataco por su
izquierda con denuedo y bizarria: pero los enemigos resistieron
igualmente, sufriendo un fuego muy vivo de su fusil, porque estaban
empenados en sostener y defender un paso muy preciso por donde habia de
subir. Nuestras tropas acreditaron este dia su teson y brio, y no poca
constancia los rebeldes; hasta que superados por los nuestros, a que
contribuyeron tambien los indios de Anta y Chincheros, fueron
desalojados y puestos en fug
|