tra especie de socorro, que el de que se auxiliase de
las vecinas provincias, o se retirase del modo mas conveniente, en caso
de que sus faenas no fuesen suficientes para mantener la provincia y
honor de las armas del Soberano.
Hallabame entonces las provincias inmediatas de Lampa, Azangaro y
Carabaya envueltas en dolorosa confusion, por los desordenes, robos y
muertes, que cometian en ellas los comisionados de Jose Gabriel
Tupac-Amaru, tratandolas con inaudita crueldad, y valiendose de cuantos
medios les dictaba su tirania para engrosar su partido, no solo
reclutando los indios, sino tambien recogiendo ganados para su
subsistencia, y usurpando los reales tributos, como lo egecutaba de su
orden D. Blas Pacoricona, cacique del pueblo de Calapuja, a fin de
reforzar el ejercito del tirano que se hallaba sobre la ciudad del
Cuzco. Asegurabase tambien por otra parte, que estos mismos comisionados
intentaban atacar la villa de Puno, y seguir a la espugnacion de la
inmediata ciudad de Chucuito, para apoderarse de mas de 300 quintales de
azogue, que habia en aquellas cajas reales para el fomento de los
minerales inmediatos. Todas estas circunstancias agitaban el corazon de
Orellana, pero al propio tiempo le afirmaban en su determinacion,
deseoso de evitar tan lamentables y extraordinarios males. Lleno, pues,
de estos pensamientos, y de amor y celo por los intereses de S.M., no
dudo un instante sacrificarse en su servicio. Con este designio libro
las ordenes para que se aprontase toda su gente, incluso alguna de otras
provincias, que buscaron su seguridad amparandose en la suya, y pasada
la revista se hallo consistian todas sus fuerzas en 130 fusileros, 390
lanceros de a pie, y 140 de a caballo, 84 hombres armados con sables y
80 unicamente con palos y hondas, cuyo total componia el de 824 hombres.
Verificadas estas primeras diligencias, y completo el numero de lanzas
que habia mandado hacer en su misma provincia, como tambien preparadas
las demas cosas que parecian indispensables siguio la prudente conducta
de juntar todos aquellos que componian la parte mas principal de las
milicias, y a los curas y sacerdotes, a quienes manifesto su pensamiento
de salir en busca de los traidores que asolaban las provincias
inmediatas y particularmente la de Lampa. Dioles noticias de las armas,
municiones y tropas milicianas que ya tenia a sus ordenes, representoles
los beneficios y ventajas que podian esperarse para el resguardo de
aquella
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