o de las piedras de sus hondas. Preocupados del
engano y del dictamen de Ingaricona, apoyado por el de un cacique de la
provincia de Carabaya, que se les habia incorporado en el acto de la
disputa, resolvieron atacar contando con la victoria, y apoderarse de
las armas y municiones para remitirlas a Tupac-Amaru. Con este intento
se fueron acercando, y cuando estaban inmediatos, se les hicieron
algunas proposiciones pacificas por el teniente de cura de Nicasio, y el
eclesiastico D. Manuel Salazar, quienes los persuadoan a que rendidas
las armas, aprovechasen el indulto y perdon general, que a nombre de
S.M. se habia publicado: pero ellos respondieron osadamente, por medio
de un indio, que no lo necesitaban, ni menos reconocian ya por su
Soberano al Rey de Espana, sino unicamente a su Inca, Tupac-Amaru, y
desde luego empezaron a hacer algunos movimientos, y a las cuatro de la
tarde se avanzaban con gran prisa para atacar. Formaban un semi-circulo,
cuyo costado derecho gobernaba Ingaricona, el izquierdo Sanca, y el
centro el cacique de Carabaya, que termino la disputa a favor del
primero: pero los que venian a las ordenes de Sanca entraban tibios y
con grande repugnancia en el combate; efectos sin duda, de la oposicion
que habia manifestado su capitan.
Empezaron el ataque por los 25 hombres de a acaballo que guardaban el
paso que cubria la retaguardia, y era entrada del puesto donde estaba el
ganado y la mulada de que intentaron desde luego apoderarse, reforzando
los ataques y los esfuerzos: de modo, que fue preciso tambien doblar la
resistencia, reforzando aquel puesto con otros 25 hombres. En esta
situacion estaba casi rodeada la gente de Orellana, y considerando era
ya tiempo de atacar a los contrarios, se formo en batalla, colocando la
fusileria en el centro. Las lanzas, sables y palos, divididos por mitad
a los costados, sostenidos por la poca caballeria que le habia quedado,
y mandando dar un cuarto de conversion por mitad a derecha e izquierda,
acometio a un tiempo a los indios de Ingaricona y Sanca, que se
sostuvieron por algun rato con teson, peleando valerosamente, hasta que
los de Sanca cedieron, despues de haber perdido algunos hombres, y
emprendieron una fuga precipitada, arrojandose a un estero profundo,
donde se ahogaron algunos, y los demas siguieron la retirada con el
mayor desorden, hasta ampararse de las montanas inmediatas. Este
accidente dio lugar a que la tropa que cargaba aquel rebelde le dejase
en s
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