la villa de Puno, despues de haberla combatido cuatro dias consecutivos,
y que toda la noche anterior y aquel dia, habia pasado muy cerca de la
columna de Paruro, que solo distaba del cuerpo del ejercito como una
legua. Mando inmediatamente el Comandante General fuese a informarse el
coronel del regimiento de caballeria del Cuzco, Marquez de Rocafuerte,
quien a breve rato volvio acompanado de D. Isidro Guiasola, su segundo
comandante, que la mandaba desde que fue herido el primero, D. Manuel de
Castilla, y ambos le certificaron ser cierto cuanto habia declarado el
prisionero.
Reconvenido Guisasola por el general de su descuido, en no haber dado
parte de una novedad de tanto peso, se disculpo con diferentes escusas
insubstanciales, que dieron bastante merito para arrestarle y ponerle en
consejo de guerra, como justamente merecia: pues no hay duda fue causa,
de que el tirano Diego Cristoval y sus sobrinos lograsen la fuga, que no
hubieran conseguido seguramente, si este comandante y las tropas de su
columna hubiesen cumplido con la vigilancia y actividad que eran
precisas en ocasion tan critica. No dejaron por esto de practicarse
algunas diligencias para su captura, porque se supo tambien por
contestes noticias, que los citados rebeldes habian dormido aquella
noche en la hacienda de unos de sus confidentes, que solo distaba legua
y media del campamento. Salio en su seguimiento a las 11-1/2 de la noche
el coronel de dragones, D. Gabriel de Aviles, con un destacamento de 200
hombres, pero fueron inutiles sus diligencias, y retrocedio confirmando
habian dormido los rebeldes principales en el mismo paraje indicado, y
que sin la menor duda hubieran sido arrestados si los hubiese perseguido
la columna de Paruro como debia.
Al amanecer el dia inmediato, se puso en marcha el Comandante General,
tomando el camino de Putina, con el intento de hacer todo esfuerzo para
alcanzar los gefes de la rebelion; pero la misma tarde supo por un
prisionero, que seguian otra direccion; y habiendola tambien variado al
siguiente dia, no consiguio otra cosa que certificarse era inutil
seguirlos, porque se retiraban aceleradamente a la provincia de
Carabaya, casi abandonados de todos los suyos, y porque escasamente les
seguian 100 personas de ambos sexos; pero todavia manifestando, no
desistian continuar la rebelion con empeno y constancia, afirmando a los
habitantes de los pueblos por donde transitaban, iban a buscar unas
columnas de leones, tig
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