lces lisongeras
ofertas de la libertad que prometian los edictos de Tupac-Amaru,
esparcidos por sus comisionados en todas partes, los que no dejaron de
penetrar hasta los corazones de los habitantes de la provincia del
Tucuman, cuyos naturales empezaban ya a disponerse para admitir con
gusto las turbaciones suscitadas en Chayanta y Tungasuca, no teniendo
reparo en expresar publicamente lo muy grato que les seria el dominio de
un dueno que aseguraba libertarlos de la opresion en que se
consideraban. El 18 de Marzo recibio los primeros pliegos del
comandante D. Ignacio Flores, en que comunicaba el feliz exito que habia
tenido el ataque de la Punilia, cuya noticia habia adquirido Reseguin
pocas horas antes por algunas voces vagas: pero no tardo mucho el
turbarse el regocijo de tan importante aviso, porque la misma tarde supo
por D. Juan Domingo de Reguera, que se le presento vestido de clerigo,
fugitivo del ingenio del Oro, se hallaba en el Pedro de la Cruz Condori,
indio principal del pueblo de Challapata, provincia de Chayante, y
Gobernador de los Cerrillos, intitulandose General de Tupac-Amaru, con
mas de 4,000 rebeldes de quienes era tratado y obedecido con la mayor
veneracion. Que representaba con mucha autoridad, adornado de las
insignias correspondientes, el caracter que suponia; que hablaba con
entereza, manifestaba tener espiritu y resolucion, con alguna habilidad
para desempenar el mando que obtenia, y que premeditaba atacar a Tupiza,
para libertar a los delincuentes que estaban aprisionados en sus
carceles. Anadio tambien, que tres indios hermanos, tomando los nombres,
el uno de Tupac-Amaru, y los dos restantes el de Damaso y Nicolas
Catari, habian entrado en algunos pueblos, asegurando eran los
personages que fingian; y que los naturales sin mas examen, los seguian
y obedecian ciegamente: con lo que habian juntado un cuerpo
considerable, capaz de superar los esfuerzos de los pocos vecinos
leales, que se habian mantenido por el Rey hasta entonces en algunas
poblaciones; las que ya abandonaban apresuradamente, temerosos de la
muerte y obligados del terror que infundian por todas partes aquellos
tiranos, con muertes, robos y escandalosos excesos. Impuesto el
Comandante de esta serie de calamidades, y que era muy conveniente
atajarlas en sus principios, bien persuadido que con el retardo o
circunspeccion tomarian mas incremento y autoridad los nuevos caudillos,
haciendose en cada momento de mayores fuerzas, dispuso
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