encia y circunspeccion.
Tenia tratado el principal rebelde con este y otros indios los medios de
sacudir el dominio espanol, en distintos viages que hizo por todas las
provincias, para lo que le daba proporcion el oficio de arriero que
profesaba. Tuvo noticias en Tungasuca, de que se habian adelantado a
sus miras los movimientos de Chayanta, y receloso de que se descubriese
la trama que tenia urdida, paso inmediatamente a la egecucion del
proyecto, creyendo que, aunque se habia anticipado el tiempo, podia ser
oportuna la ocasion, atendido el descontento que generalmente se
manifestaba por los reglamentos espedidos de la Corte para el nuevo
establecimiento de algunos ramos de real hacienda, que en nada
perjudicaban a los indios, porque los exceptuaban las soberanas
deliberaciones, siempre atentas a su beneficio y comodidad. No obstante
esto, se ha querido despues atribuir maliciosamente a este motivo el
unico origen de tantos males, sin examinar que, si contribuyo en parte,
fue dimanado de la poca conformidad e imprudencia de los que debian
admitir y obedecer aquellas disposiciones con la resignacion debida a
los buenos y leales vasallos. Esto supuesto, ?con que razon podra
disputarse la causa primaria del levantamiento, cuando es una opinion
que se destruye con tanta facilidad, que basta saber que en nada
comprendian a los indios aquellas providencias, y que estos trataban y
disponian la sedicion antes de pensarlas el ministerio? Digan cuanto
quieran los peruanos sobre este particular, lo cierto es, que en el
interior de todos ellos se aplaudia la general conmocion: sentian si
hubiese sido un indio el autor, porque se les hacia muy duro doblar la
rodilla a un hombre de esta casta, mirada en aquellos paises con menos
consideracion que la de los esclavos: y no obstante esta repugnancia,
estuvieron indecisos, hasta que vieron no se les cumplia, como se les
habia prometido, la libertad de sus vidas y haciendas. No por esto
pretendo disminuir la constante fidelidad de muchos, que ligados por las
obligaciones de su nacimiento, lo hubieran sacrificado todo por el
Soberano: solo deseo dar una idea positiva del estado en que
generalmente se hallaban aquellas provincias.
Ya dispuesto por Jose Gabriel Tupac-Amaru lo mas preciso para emprender
su meditada usurpacion, no se detuvo en mas reflexiones. Se hizo cargo
que nuestra Corte estaba empenada en sostener una guerra contra los
Ingleses, que ocupaban toda su atencion: que los ex
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