misos, como
efectivamente lo consiguieron; y en breve tiempo se vieron venir en
cuadrillas, ansiosos a porfia de prestar la obediencia al Rey, jurando
ser en adelante sus fieles vasallos. Consecuente a las ordenes que tenia
el Coronel D. Gabriel de Aviles, se hallaba ya acampado con su columna
en las inmediaciones de Orurillo: el que en su transito por Munoa, mando
atacar por un destamento de 90 hombres a un trozo de rebeldes que
ocupaba aquellos altos, los que fueron derrotados con perdida de 150
hombres muertos, que ocasiono haber hecho una obstinada resistencia, no
obstante que su total no ascendia mas que a 400; y que habiendo sabido
el 6 de Mayo se hallaban mas de 100 rebeldes, ocupando unos murallones
antiguos de un cerro, llamado Ceasiri, mando asaltarlos y rodearlos:
pero a poco rato de un vivisimo fuego de nuestra parte, vieron venir
como 500 enemigos, montados y armados con buenas lanzas, que embistieron
a los nuestros por tres distintas partes, con la mayor resolucion y
bizarria; sin embargo de que el cuerpo que atacaba, se componia de 20
fusileros, 80 milicianos y 600 indios de Chincheros, que esperaron
oportunamente, y a poco rato lograron la victoria, derrotando a los
rebeldes, que dejaron en el campo de batalla mas de 100 muertos, y de
nuestra parte solo lo fueron un sargento de caballeria y dos indios de
Chincheros, quedando heridos el capitan y el teniente de la compania de
Andaguaillas. Reunida esta columna al ejercito, continuo la ruta hacia
el pueblo de Asillo, que igualmente hallo del todo abandonado y
desierto. Solo su cura, D. Jose Maruri, salio a recibir al Comandante
General, sin mas acompanamiento que cuatro criados, y le manifesto que
todos los vecinos habian desamparado sus habitaciones asi que
descubrieron las tropas de la vanguardia: que unos opinaban se
presentasen rendidos a implorar el indulto de sus delitos, y otros
insistian en que fuesen a incorporarse con los de la provincia de
Azangaro, para oponerse al paso de las tropas. Pero poco despues se
averiguo que las razones de este eclesiastico eran disimuladas,
producidas con la mas inicua malicia, y que era uno de los que habian
concurrido mas al fomento de los principales rebeldes, induciendo a los
vecinos de su doctrina, para que se alistasen bajo sus banderas: y no
contentandose con haber cometido esta maldad, les habia auxiliado
tambien con sus caudales y efectos. Bien asegurado el Comandante General
de tan inicuo procedimiento, mand
|