el puesto de Morara, distante tres leguas de Moxo, camino real de
Potosi, y al propio tiempo significo a todos no podia alterar las
ordenes de seguir su marcha, para incorporarse con Flores y salvar la
ciudad de la Plata que tanto cuidado daba por el bloqueo que le hacian
sufrir los indios, acaudillados por los dos hermanos Cataris, de cuya
perdida se haria responsable por su detencion: y sin el menor retardo
destaco algunas partidas, para que ocupasen los caminos y embarazasen el
paso a cuantos se dirigiesen hacia adelante, con la orden de observar
los movimientos de los enemigos, que con alguna distancia y disimulo,
procuraban certificarse de la verdadera intencion de aquellas tropas.
Lleno de confianza y algo reforzado con aquellos, que poco antes creian
no les quedaba mas recurso que la fuga, se puso en marcha la misma tarde
del citado dia 16 de Marzo, y campo en Moraja con todas las apariencias
de pasar la noche en aquel campamento, tomando las precauciones
necesarias a evitar el grave riesgo que le amenazaba por todas partes.
Hizo poner las tiendas, encender fogatas, y cenar la tropa con brevedad,
y al acabar el dia mando de nuevo tomar las mulas de refresco que tenia
anticipadas, y dejando el campamento con solo 20 hombres veteranos a
cargo de un oficial, se puso en movimiento con mucha precaucion y
silencio; y dejando a la derecha en el pueblo de Suipacha el camino de
la Plata, tomo el de la izquierda, que dirigia a Tupiza, previniendo al
oficial que quedaba en el campo, cuidase con exactitud y vigilancia,
permaneciesen encendidos los fuegos, y se pasase la palabra toda la
noche: dejandole tambien la orden, para que antes de amanecer el nuevo
dia, levantase el campamento, y siguiese sus pasos con el equipage y
bagajes que le quedaban.
Se practico este movimiento con tanto orden y destreza militar, que
logro eludir la cuidadosa vigilancia con que le observaban los rebeldes,
los cuales quedaron sorprendidos a las primeras luces del dia siguiente,
por no saber el como, y por donde se habia desaparecido Reseguin. Dista
Moraya de Tupiza 10 leguas de camino muy fragoso, la mitad cuestas y
barrancos, y la otra mitad de profunda quebrada, por donde desciende un
rio que se vadea muchas veces, y como a dos leguas de aquella villa, es
inevitable una angostura de medio cuarto de legua, en que no pueden ir
mas que dos hombres de frente, y a los lados tiene unos penascos
escarpados, de altura extraordinaria, que forman un ca
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