obedas, y las indias mas atrevidas
que los hombres, penetraron lo mas oculto. No encontraron a ninguno,
pero como era tanto el deseo de venganza contra el corregidor, sacaron
el ataud, en que se habia depositado el cadaver de D. Francisco
Mollinedos, administrador de correos, que pocos dias antes habia
fallecido; mandaronlo desclavar, creyendo estuviese dentro el
corregidor, pero no encontrandolo, sacaron los cuchillos y descargaron
sobre aquel cadaver, sus furias, dandole muchas punaladas. Pasaron
despues a reconocer segunda vez la iglesia, y encontraron a D. Miguel
Estada, que mataron en el mismo cementerio: tambien hallaron a D. Miguel
Bustamante, y llevandole a los portales de Cabildo, le presentaron vivo
a D. Jacinto Rodriguez, le preguntaron si lo habian de matar, y habiendo
dispuesto lo entrasen en la carcel, para cargarlo de prisiones, no
hicieron caso de la orden, y le dijeron a gritos: "Vos nos habeis
llamado para matar chapetones, y ahora quereis que solamente entren en
la carcel; pues no ha de ser asi"; y usando la voz _comuna, comuna_,
dieron muerte a aquel infeliz. Prosiguieron profanando el templo,
escudrinando con luces los lugares mas ocultos de el, cercaronle, y
sacaron a D. Vicente Fierro y D. Francisco Resa de un casa inmediata, a
quienes tambien mataron.
Cebados ya los indios en profanar los templos y matar europeos, entraron
en la iglesia y convento de San Agustin, encontraron en la calle con D.
Agustin Arregui, criollo, y queriendolo matar, porque les parecio
europeo, a fin de escapar, les dijo: "Yo no soy chapeton, sino criollo:
entrad al convento, donde estan cinco chapetones con sus armas." Pero
para asegurarse, le llevaron con ellos, y despues de haber buscado los
lugares mas ocultos, le dieron cruel muerte, porque no habiendolos
encontrado, se persuadieron queria escaparse con este engano. No falto
quien poco despues les avisase el lugar donde se escondian los que
buscaban, y volviendo a entrar con doblada furia, hallaron a D. Ventura
Ayarra, D. Pedro Martinez, D. Francisco Antonio Cacho y a un frances,
que una hora antes habia tomado el habito de religioso: los que
perecieron tambien a mano de aquellos barbaros.
El dia 14 amanecio cercado de una multitud de indios el convento de la
Merced, y para asegurar la presa se subieron a los techos, y entrando
con el mayor desacato en la iglesia, la reconocieron toda, y hallando
debajo del manto de Nuestra Senora de Dolores, a D. Jose Bullain, lo
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