a todos los europeos, y que en la ciudad de la Paz
se habia querido egecutar la misma traicion que en aquella villa, y que
habian muerto 200 europeos y 300 criollos; con otras novedades de esta
naturaleza, que discurria la malicia para infundir terror y sumision a
los leales.
Disfrutaban los Rodriguez todas las distinciones del usurpado mando con
la mayor satisfaccion, fiados en la ciega subordinacion que les tenian
los indios: pero se desvanecieron todas sus esperanzas la manana del dia
9 de Marzo, en que improvisamente fue asaltada su casa, de los mismos
que tanto confiaban, y nada menos intentaban que quitarles las cabezas y
destruir toda la villa. Tocaron inmediatamente a entredicho: se juntaron
las milicias, y fueron rechazados los indios con perdida de 60. Este
hecho les hizo variar de conducta, abandonando desde entonces la
excesiva contemplacion con que les trataban, en especial D. Jacinto, que
estaba persuadido vendrian en su ayuda luego que los llamase, como lo
habian egecutado anteriormente: pero ya desenganados, mando fundir
algunos pedreros, arreglar las milicias, y acopiar municiones para
la defensa.
Retirados los indios con este escarmiento a sus pueblos; estancias,
empezaron a convocar desde ellas a los de las demas provincias
inmediatas, atrayendolos con la plata robada en el saqueo de Oruro.
Ocuparon los caminos para impedir la internacion de viveres, quitando la
vida a los conductores, y aprovechandose de cuanto conducian: de suerte
que aquellos vecinos se vieron reducidos a sufrir las mayores
necesidades. Todas las noches se tocaba entredicho, por los repetidos
avisos de que entraban los indios a destruir la villa, ocasion que
aprovechaban los cholos para continuar robando cuanto podian, hasta el
18 de Marzo, en que se verifico; amaneciendo en las cimas de los Cerros
de San Felipe y la Tetilla de 6,000 a 7,000. Salieron a combatirlos,
mataron a pocos, y hubo algunos heridos de parte de los Orurenos que
bajaron, perdida la esperanza de superar las alturas que estaban
ocupadas, aumentandose la consternacion, asi como iba reforzandose el
partido de los indios, con varias partidas que llegaban por instantes, y
se colocaban en el Cerro de San Pedro. Presentaron de nuevo la batalla,
que admitieron los vecinos: pero apenas se empezo el ataque, volvieron a
ocupar las eminencias, excepto 14, que fueron muertos con unos de sus
capitanes, cuya cabeza se enarbolo en la punta de una lanza. A este
espectaculo
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