o de un angulo a otro de la boca sin
cesar. Podria tener unos sesenta anos, mas bien mas que menos. Venia
envuelto en un magnifico gaban de pieles que no habia querido quitarse a
la entrada por hallarse acatarrado. Mas al poner los pies en el
saloncito de Calderon, sintiose malamente impresionado por el calor que
alli hacia. Sin contestar apenas a los saludos y sonrisas que a porfia
le dirigian, murmuro en tono brutal, con la voz gruesa y ronca a la vez
que caracteriza a los hombres de cuello corto:
--iPuf! iEsto echa bombas!...
Y lo acompano de una interjeccion valenciana que principia por f. Al
mismo tiempo hizo ademan de despojarse del abrigo. Veinte manos cayeron
sobre el para ayudarle y esto retraso un poco la operacion.
Representose en la tertulia de Calderon la escena de los israelitas en
el desierto que mas se ha repetido en el mundo, la adoracion del becerro
de oro. El recien llegado era nada menos que D. Antonio Salabert, duque
de Requena, el celebre Salabert rico entre los ricos de Espana, uno de
los colosos de la banca y el mas afamado, sin disputa, por el numero y
la importancia de sus negocios. Habia nacido en Valencia. Nadie conocia
a su familia. Decian unos que habia sido granuja del mercadal, otros que
empezo de lacayo de un banquero y luego fue cobrador de letras y
zurupeto, otros que habia sido soldado de Cabrera en la primera guerra
civil, y que el origen de su fortuna estuvo en una maleta llena de onzas
de oro que robo a un viajero. Algunos llegaban hasta a filiarle en una
de las celebres partidas de bandoleros que infestaron a Espana poco
despues de la guerra. Pero el explicaba del modo mas sencillo y grafico
la procedencia de su fortuna, que no bajaba de cien mil millones de
pesetas. Cuando se enfadaba con los empleados de su casa, lo cual
sucedia a menudo, y notaba que se ofendian con sus palabrotas
injuriosas, solia decirles gritando como un energumeno:
--?Sabeis, f...., como he llegado yo a tener dinero?... Pues recibiendo
muchas patadas en el trasero. Solo a fuerza de puntapies se logra subir
arriba. ?Estamos?
Hay que confesar que este dato adolece de ser un poco vago; pero la
perfecta autenticidad de que se halla revestido, le da un valor
inapreciable. Tomandolo como base de la investigacion, acaso se pueda
llegar a definir el caracter y a historiar la vida y las empresas del
opulento banquero.
--Hola, chiquita--dijo avanzando hasta Clementina y tomandole la barba
como se hace co
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