icial bastante joven, el cual iba como a
distancia de unos treinta pasos de su gente hablando a media voz con
otro, tambien militar a lo que podia colegirse por su traje. Este, que
caminaba a pie delante de su interlocutor, llevando en la mano un
farolillo, parecia servirle de guia por entre aquel laberinto de
calles obscuras, enmaranadas y revueltas.
--Con verdad, decia el jinete a su acompanante, que si el alojamiento
que se nos prepara es tal y como me lo pintas, casi casi seria
preferible arrancharnos en el campo o en medio de una plaza.
--?Y que quereis, mi capitan? contestole el guia que efectivamente era
un sargento aposentador; en el alcazar no cabe ya un grano de trigo
cuanto mas un hombre; de San Juan de los Reyes[1] no digamos, porque
hay celda de fraile en la que duermen quince husares. El convento a
donde voy a conduciros no era mal local, pero hara cosa de tres o
cuatro dias nos cayo aqui como de las nubes ima de las columnas
volantes que recorren la provincia, y gracias que hemos podido
conseguir que se amontonen por los claustros y dejen libre la iglesia.
[Footnote 1: San Juan de los Reyes. This convent was founded in 1476
by Ferdinand and Isabella, who meant it to be their burial-place,
and was dedicated to their patron saint John the Baptist. "After the
capture of Granada in 1492 and the foundation of the royal mausoleum
there, the chief object of San Juan disappeared and the building was
protracted till the seventeenth century. Thus the edifice, begun in
the late Gothic style, shows a strong leaning towards the forms of
the Renaissance. The interior was much damaged by the French in
1808." Baedeker's _Spain_ (1901), p. 147.]
--En fin, exclamo el oficial despues de un corto silencio y como
resignandose con el extrano alojamiento que la casualidad le
deparaba,--mas vale incomodo que ninguno. De todas maneras, si llueve,
que no sera dificil segun se agrupan las nubes, estaremos a cubierto y
algo es algo.
Interrumpida la conversacion en este punto, los jinetes, precedidos
del guia, siguieron en silencio el camino adelante hasta llegar a una
plazuela, en cuyo fondo se destacaba la negra silueta del convento con
su torre morisca, su campanario de espadana, su cupula ojival y sus
tejados de crestas desiguales y obscuras.
--He aqui vuestro alojamiento, exclamo el aposentador al divisarle y
dirigiendose al capitan, que despues que hubo mandado hacer alto a la
tropa, ecbo pie a ti
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