e 3: la calle de Chicarreros. A street in Seville connecting
the Plaza de San Francisco and the Calle de Francos. It was famous
at this time for its jewelry-shops.]
[Footnote 4: la Sagrada Forma = 'the consecrated host.' It is at the
moment of the elevation of the host that the miracle of
transubstantiation is believed by the Roman Catholic Church to take
place. See p. 106, 1. 4.]
En fin, ?para que tengo de ponderarle lo que esta noche oira? baste el
ver como todo lo mas florido de Sevilla, hasta el mismo senor
arzobispo, vienen a un humilde convento para escucharle; y no se crea
que solo la gente sabida y a la que se le alcanza esto de la solfa
conocen su merito, sino que hasta el populacho. Todas esas bandadas
que veis llegar con teas encendidas entonando villancicos con gritos
desaforados al compas de los panderos, las sonajas y las zambombas,
contra su costumbre, que es la de alborotar las iglesias, callan como
muertos cuando pone maese Perez las manos en el organo... y cuando
alzan ... no se siente una mosca ... de todos los ojos caen lagrimones
tamanos, y al concluir se oye como un suspiro inmenso, que no es otra
cosa que la respiracion de los circunstantes contenida mientras dura
la musica.... Pero vamos, vamos, ya han dejado de tocar las campanas,
y va a comenzar la Misa; vamos adentro....
Para todo el mundo es esta noche Noche-Buena,[1] pero para nadie mejor
que para nosotros.
[Footnote 1: Noche-Buena = 'Christmas eve.' It is impossible to
render in English the play upon the words _Buena_ and _mejor_.]
Esto diciendo, la buena mujer que habia servido de cicerone a su
vecina, atraveso el atrio del convento de Santa Ines,[1] y codazo en
este, empujon en aquel, se interno en el templo, perdiendose entre la
muchedumbre que se agolpaba en la puerta.
[Footnote 1: Santa Ines. See p. 94, note 3.]
II
La iglesia estaba iluminada con una profusion asombrosa. El torrente
de luz que se desprendia de los altares para llenar sus ambitos,
chispeaba en los ricos joyeles de las damas que, arrodillandose sobre
los cojines de terciopelo que tendian los pajes y tomando el libro de
oraciones de manos de las duenas,[1] vinieron a formar un brillante
circulo alrededor de la verja del presbiterio. Junto a aquella verja,
de pie, envueltos en sus capas de color galoneadas de oro, dejando
entrever con estudiado descuido las encomiendas rojas y verdes, en la
una mano el fieltro, cuyas plumas besab
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