s serviamos de dosel y los defendiamos de los importunes
rayos del sol.
--Nuestra vida pasaba como un sueno de oro, del que no sospechabamos
que se podria despertar.
--Una hermosa tarde en que todo parecia sonreir a nuestro alrededor,
en que el sol poniente encendia el ocaso y arrebolaba las nubes, y de
la tierra ligeramente humeda se levantaban efluvios de vida y perfumes
de flores, dos amantes se detuvieron a la orilla del agua y al pie del
tronco que nos sostenia.
--iNunca se borrara ese recuerdo de mi memoria! Ella era joven, casi
una nina, hermosa y palida. El le decia con ternura:--?Por que
lloras?--Perdona este involuntario sentimiento de egoismo, le
respondio ella enjugandose una lagrima; lloro por mi. Lloro la vida
que me huye: cuando el cielo se corona de rayos de luz, y la tierra se
viste de verdura y de flores, y el viento trae perfumes y cantos de
pajaros y armonias distantes, y se ama y se siente una amada ila vida
es buena!--?Y por que no has de vivir? insistio el estrechandole las
manos conmovido.--Porque es imposible. Cuando caigan secas--esas hojas
que murmuran armoniosas sobre nuestras cabezas, yo morire tambien, y
el viento llevara algun dia su polvo y el mio ?quien sabe adonde?
--Yo lo oi y tu lo oiste, y nos estremecimos y callamos. iDebiamos
secarnos! iDebiamos morir y girar arrastradas por los remolinos del
viento! Mudas y llenas de terror permaneciamos aun cuando llego la
noche. iOh! iQue noche tan horrible!
--Por la primera vez falto a su cita el enamorado ruisenor que la
encantaba con sus quejas.
--A poco volaron los pajaros, y con ellos sus pequenuelos ya vestidos
de plumas; y quedo el nido solo, columpiandose lentamente y triste,
como la cuna vacia de un nino muerto.
--Y huyeron las mariposas blancas y las libelulas azules, dejando su
lugar a los insectos obscuros que venian a roer nuestras fibras y a
depositar en nuestro seno sus asquerosas larvas.
--iOh! iY como nos estremeciamos encogidas al helado contacto de las
escarchas de la noche!
--Perdimos el color y la frescura.
--Perdimos la suavidad y las formas, y lo que antes al tocarnos era
como rumor de besos, como murmullo de palabras de enamorados, luego se
convirtio en aspero ruido, seco, desagradable y triste.
--iY al fin volamos desprendidas!
--Hollada bajo el pie de indiferente pasajero, sin cesar arrastrada de
un punto a otro entre el polvo y el fango, me he juzgado dichosa
cuando podia reposar un instante
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