mpana de la parroquia
llamo a concejo, y los vecinos mas respetables se juntaron en
capitulo, y todos aguardaban ansiosos la hora en que el reo habia de
comparecer ante sus improvisados jueces.
Estos, que se encontraban autorizados por los condes de Urgel[1] para
administrarse por si mismos pronta y severa justicia sobre aquellos
malhechores, deliberaron un momento, pasado el cual, mandaron
comparecer al delincuente a fin de notificarle su sentencia.
[Footnote 1: condes de Urgel. See p. 118, note 1.]
Como dejo dicho, asi en la plaza Mayor, como en las calles por donde
el prisionero debia atravesar para dirigirse al punto en que sus
jueces se encontraban, la impaciente multitud hervia como un apinado
enjambre de abejas. Especialmente en la puerta de la carcel, la
conmocion popular tomaba cada vez mayores proporciones, y ya los
animados dialogos, los sordos murmullos y los amenazadores gritos
comenzaban a poner en cuidado a sus guardas, cuando afortunadamente
llego la orden de sacar al reo.
Al aparecer este bajo el macizo arco de la portada de su prision,
completamente vestido de todas armas y cubierto el rostro con la
visera, un sordo y prolongado murmullo de admiracion y de sorpresa se
elevo de entre las compactas masas del pueblo, que se abrian con
dificultad para dejarle paso.
Todos habian reconocido en aquella armadura la del senor del Segre;
aquella armadura, objeto de las mas sombrias tradiciones mientras se
la via suspendida de los arruinados muros de la fortaleza maldita.
Las armas eran aquellas, no cabia duda alguna; todos habian visto
flotar el negro penacho de su cimera en los combates, que en un
tiempo[1] trabaran[2] contra su senor; todos le habian visto agitarse
al soplo de la brisa del crepusculo, a par de la hiedra del calcinado
pilar en que quedaron colgadas a la muerte de su dueno. Mas ?quien
podria ser el desconocido personaje que entonces las llevaba? Pronto
iba a saberse: al menos asi se creia. Los sucesos diran como esta
esperanza quede frustrada, a la manera de otras muchas, y porque de
este solemne acto de justicia, del que debia aguardarse el completo
esclarecimiento de la verdad, resultaran nuevas y mas inexplicables
confusiones.
[Footnote 1: en un tiempo = 'once upon a time.']
[Footnote 2: See p. 16, note 3.]
El misterioso bandido penetro al fin en la sala del concejo, y un
silencio profundo sucedio a los rumores que se elevaran[1] de entre
los circunstantes, al oir r
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