corre, forcejea y salta por entre los
peiiascos del valle de Montagut en el rigor del verano, y en una
siesta de fuego habeis encontrado la sombra y el reposo al pie de las
derruidas arcadas del monasterio, cuyos musgosos pilares besan las
ondas, oidme.
III
Ninas de las cercanas aldeas, lirios silvestres que creceis felices al
abrigo de vuestra humildad; si en la manana del santo Patrono de estos
lugares, al bajar al valle de Montagut a coger treboles y margaritas
con que embellecer su retablo, venciendo el temor que os inspira el
sombrio monasterio que se alza en sus penas, habeis penetrado en su
claustro mudo y desierto para vagar entre sus abandonadas tumbas, a
cuyos bordes crecen las margaritas mas dobles y los jacintos mas
azules, oidme.
IV
Tu, noble caballero, tal vez al resplandor de un relampago; tu, pastor
errante, calcinado por los rayos del sol; tu, en fin, hermosa nina,
cubierta aun con gotas de rocio semejantes a lagrimas, todas habreis
visto en aquel santo lugar una tumba, una tumba humilde. Antes la
componian una piedra tosca y una cruz de palo; la cruz ha
desaparecido, y solo queda la piedra. En esa tumba, cuya inscripcion
es el mote de mi canto, reposa en paz el ultimo baron de Fortcastell,
Teobaldo de Montagut,[1] del cual voy a referiros la peregrina
historia.
[Footnote 1: Teobaldo de Montagut. See p, 140, note I.]
* * * * *
I
Cuando la noble condesa de Montagut estaba en cinta de su primogenito
Teobaldo, tuvo un ensueno misterioso y terrible. Acaso un aviso de
Dios; tal vez una vana fantasia, que el tiempo realizo mas adelante.
Sono que en su seno engendraba una serpiente, una serpiente monstruosa
que, arrojando agudos silbidos, y ora arrastrandose entre la menuda
hierba, ora replegandose sobre si misma para saltar, huyo de su vista,
escondiendose al fin entre unas zarzas.
--iAlli esta! ialli esta! gritaba la condesa en su horrible pesadilla,
senalando a sus servidores la zarza en que se habia escondido el
asqueroso reptil.
Cuando sus servidores llegaron presurosos al punto que la noble dama,
inmovil y presa de un profundo terror, les senalaba aun con el dedo,
una blanca paloma se levanto de entre las brenas y se remonto a las
nubes.
La serpiente habia desaparecido.
II
Teobaldo vino al mundo, su madre murio al darlo a luz, su padre
perecio algunos anos despues en una emboscada, peleando como bueno
contra los ene
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