posicion, ya que, a lo que parece,
tanto os da de una mujer de carne como de piedra.
--iOh! no ... continuo el capitan, sin alterarse en lo mas minimo por
las carcajadas de sus companeros: estoy seguro de que no pueden ser
como la mia. La mia es una verdadera dama castellana que por un
milagro de la escultura parece que no la han enterrado en un sepulcro,
sino que aun permanece en cuerpo y alma de hinojos sobre la losa que
le cubre, inmovil, con las manos juntas en ademan suplicante,
sumergida en un extasis de mistico amor.
--De tal modo te explicas, que acabaras por probarnos la verosimilitud
de la fabula de Galatea.[1]
[Footnote 1: Galatea. In the story told by Ovid (_Met._ x. 243)
Pygmalion, king of Cyprus, conceived an aversion to women, and
devoted himself to art, but having made in ivory a lovely statue of
a woman he became enamored of it, and at his request Aphrodite
endowed it with life. This beautiful woman, Galatea, became his
wife, and bore him a son called Paphos, founder of the city of that
name in Cyprus.]
--Por mi parte, puedo deciros que siempre la crei una locura; mas
desde anoche comienzo a comprender la pasion del escultor griego.
--Dadas las especiales condiciones de tu nueva dama, creo que, no
tendras inconveniente en presentarnos a ella. De mi se decir que ya no
vivo hasta ver esa maravilla. Pero ... ?que diantres te pasa? ...
diriase que esquivas la presentacion. iJa! ija! ija! Bonito fuera que
ya te tuvieramos hasta celoso.
--Celoso, se apresuro a decir el capitan, celoso ... de los hombres no
... mas ved, sin embargo, hasta donde llega mi extravagancia. Junto a
la imagen de esa mujer, tambien de marmol, grave y al parecer con vida
como ella, hay un guerrero, ... su marido sin duda.... Pues bien ...
lo voy a decir todo, aunque os mofeis de mi necedad ... si no hubiera
temido que me tratasen de loco, creo que ya lo habria hecho cien veces
pedazos.
Una nueva y aun mas ruidosa carcajada de los oficiales saludo esta
original revelacion del estrambotico enamorado de la dama de piedra.
--Nada, nada; es preciso que la veamos, decian los unos.
--Si, si, es preciso saber si el objeto corresponde a tan alta pasion,
anadian los otros.
--?Cuando nos reuniremos a echar un trago en la iglesia en que os
alojais? exclamaron los demas.
--Cuando mejor os parezca: esta misma noche si quereis, respondio el
joven capitan, recobrando su habitual sonrisa, disipada un instante
por
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