emente dispuestos
para la vida, inteligentes, energicos, fuertes y que sin embargo, no
hacen mas que detenerse y tropezar en todo.
Un proverbio vasco dice: "El buen valor asusta a la mala suerte." Y esto
es verdad a veces... cuando se tiene buena suerte.
Zalacain era afortunado; todo lo que intentaba lo llevaba bien.
Negocios, contrabando, amores, juego...
Su ocupacion principal era el comercio de caballos y de mulas que
compraba en Dax y pasaba de contrabando por los Alduides o por
Roncesvalles.
Tenia como socio a Capistun _el Americano_, hombre inteligentisimo, ya
de edad, a quien todo el mundo llamaba el americano, aunque se sabia que
era gascon. Su mote procedia de haber vivido en America mucho tiempo.
Bautista Urbide, antiguo panadero de la tahona de Archipe, formaba
muchas veces parte de las expediciones. Lo mismo Capistun que Martin,
tenian como punto de descanso el pueblo de Zaro, proximo a San Juan del
Pie del Puerto, donde vivia la Ignacia con Bautista.
Capistun y Martin conocian, como pocos, los puertos de Ibantelly y de
Atchuria, de Alcorrunz y de Larratecoeguia, toda la linea de Mugas de
Zugarramurdi. Habian recorrido muchas veces los caminos que hay entre
Meaca y Urdax, entre Izpegui y San Esteban de Baigorri, entre Biriatu y
Enderlaza, entre Elorrieta, la Banca y Berdariz. En casi todos los
pueblos de la frontera vasco-navarra, desde Fuenterrabia hasta
Valcarlos, tenian algun agente para sus negocios de contrabando.
Conocian tambien, palmo a palmo, las veredas que van por las vertientes
del monte Larrun y no habia misterios para ellos hacia el lado Este de
Navarra en esas praderas altas, metidas entre los bosques de Irati y de
Ori.
La vida de Capistun y Martin era accidentada y peligrosa. Para Martin,
la consigna del viejo Tellagorri era la norma de su vida. Cuando se
encontraba en una situacion apurada, cercado por los carabineros, cuando
se perdia en el monte, en medio de la noche, cuando tenia que hacer un
esfuerzo sobre si mismo, recordaba la actitud y la voz del viejo al
decir: iFirmes! iSiempre firmes! Y hacia lo necesario en aquel momento
con decision.
Tenia Martin serenidad y calma. Sabia medir el peligro y ver la
situacion real de las cosas sin exageraciones y sin alarmas. Para los
negocios y para la guerra el hombre necesita ser frio.
Martin comenzaba a impregnarse del liberalismo frances y a encontrar
atrasados y fanaticos a sus paisanos; pero, a pesar de esto, creia que
do
|