levanto Martin y con Ospitalech tomo
el tren para Bayona. Fueron los dos a casa de un judio que se llamaba
Levi-Alvarez. Era este un hombre bajito, entre rubio y canoso, con la
nariz arqueada, el bigote blanco y los anteojos de oro. Ospitalech era
dependiente del senor Levi-Alvarez y conto a su principal como Martin se
brindaba a realizar la expedicion dificil de entrar en el campo carlista
para volver con las letras firmadas.
--?Cuanto quiere usted por eso?--pregunto Levi-Alvarez.
--El veinte por ciento.
--iCaramba! Es mucho.
--Esta bien, no hablemos, me voy.
--Espere usted. ?Sabe usted que las letras ascienden a ciento veinte mil
duros? El veinte por ciento seria una cantidad enorme.
--Es lo que me ha ofrecido Ospitalech. Eso o nada.
--iQue barbaridad! No tiene usted consideracion...
--Es mi ultima palabra. Eso o nada.
--Bueno, bueno. Esta bien. ?Sabe usted que si tiene suerte se va usted a
ganar veinticuatro mil duros...?
--Y si no me pegaran un tiro.
--Exacto. ?Acepta usted?
--Si, senor, acepto.
--Bueno. Entonces estamos conformes.
--Pero yo exijo que usted me formalice este contrato por escrito--dijo
Martin.
--No tengo inconveniente.
El judio quedo un poco perplejo y, despues de vacilar un poco, pregunto:
--?Como quiere usted que lo haga?
--En pagares de mil duros cada uno.
El judio, despues de vacilar, lleno los pagares y puso los sellos.
--Si cobra usted--advirtio--de cada pueblo me puede usted ir enviando
las letras.
--?No las podria depositar en los pueblos en casa del notario?
--Si, es mejor. Un consejo. En Estella no vaya usted donde el ministro
de la guerra. Presentese usted al general en jefe y le entrega usted las
cartas.
--Eso hare.
--Entonces, adios, y buena suerte.
Martin fue a casa de un notario de Bayona, le pregunto si los pagares
estaban en regla y, habiendole dicho que si, los deposito bajo recibo.
El mismo dia se fue a Zaro.
--Guardadme este papel--dijo a Bautista y a su hermana--dandoles el
recibo.
Yo me voy.
--?Adonde vas?--pregunto Bautista.
Martin le explico sus proyectos.
--Eso es un disparate--dijo Bautista--te van a matar.
--iCa!
--Cualquiera de la partida del Cura que te vea te denuncia.
--No esta ninguno en Espana. La mayoria andan por Buenos Aires. Algunos
los tienes por aqui, por Francia, trabajando.
--No importa, es una barbaridad lo que quieres, hacer.
--iHombre! Yo no obligo a nadie a que venga con
|