gesto de ira y de desprecio
anadio:
--Quitate de delante. iPerdida! iNos has deshonrado!
Y en su brutalidad escupio a Catalina en la cara. Martin, cegado, salto
como un tigre sobre Carlos y le agarro por el cuello.
--iCanalla! iCobarde!--rugio--. Ahora mismo vas a pedir perdon a tu
hermana.
--iSuelta! iSuelta!--exclamo Carlos ahogandose.
--iDe rodillas!
--iPor Dios, Martin iDejale!--grito Catalina--. iDejale!
--No, porque es un miserable, un canalla cobarde, y te va a pedir perdon
de rodillas.
--No--exclamo Ohando.
--Si--y Martin le llevo por el cuello, arrastrandole por el barro, hasta
donde estaba Catalina.
--No sea usted barbaro--exclamo el extranjero--. Dejelo usted.
--iA mi, _Cacho!_ iA mi!--grito Carlos ahogadamente.
Entonces, antes de que nadie lo pudiera evitar, _el Cacho_, desde la
esquina de la posada, levanto su fusil, apunto; se oyo una detonacion, y
Martin, herido en la espalda, vacilo, solto a Ohando y cayo en la
tierra.
Carlos se levanto y quedo mirando a su adversario. Catalina se lanzo
sobre el cuerpo de su marido y trato de incorporarle. Era inutil.
Martin tomo la mano de su mujer y con un esfuerzo ultimo se la llevo a
los labios--. iAdios!--murmuro debilmente, se le nublaron los ojos y
quedo muerto.
A lo lejos, un clarin guerrero hacia temblar el aire de Roncesvalles.
Asi se habian estremecido aquellos montes con el cuerno de Rolando.
Asi hacia cerca quinientos anos habia matado tambien a traicion Velche
de Micolalde, deudo de los Ohando, a Martin Lopez de Zalacain.
Catalina se desmayo al lado del cadaver de su marido. El extranjero con
la gente de la fonda le atendieron. Mientras tanto, unos gendarmes
franceses persiguieron al _Cacho_, y viendo que este no se detenia, le
dispararon varios tiros hasta que cayo herido.
* * * * *
El cadaver de Martin se llevo al interior de la posada y estuvo toda la
noche rodeado de cirios. Los amigos no cabian en la casa. Acudieron a
rezar el oficio de difuntos el abad de Roncesvalles y los curas de
Arneguy, de Valcarlos y de Zaro.
Por la manana se verifico el entierro. El dia estaba claro y alegre. Se
saco la caja y se la coloco en el coche que habian mandado de San Juan
del Pie del Puerto. Todos los labradores de los caserios propiedad de
los Ohandos estaban alli; habian venido de Urbia a pie para asistir al
entierro. Y presidieron el duelo Briones, vestido de uniforme, Bautista
Urbide
|