ones mando a los tiradores de la vanguardia preparasen sus armas y
fueran avanzando despacio en guerrilla.
--Mientras unos van por aqui--dijo Martin a Briones--otros pueden subir
por el lado opuesto. Hay alla arriba una explanada grande. Si los
carlistas se parapetan entre las rocas van a hacer una mortandad
terrible.
Briones dio cuenta al general de lo dicho por Martin, y aquel ordeno
que medio batallon fuera por el lado indicado por el guia. Mientras no
oyeran los tiros del grueso de la fuerza no debian atacar.
Zalacain y Briones bajaron de sus caballos y tomaron por una senda, y
durante un par de horas fueron rodeando el monte, marchando entre
helechos.
--Por esta parte, en una calvera del monte, en donde hay como una
plazuela formada por hayas--dijo Martin--deben tener centinelas los
carlistas; sino por ahi podemos subir hasta los altos de Penaplata sin
dificultad.
Al acercarse al sitio indicado por Martin, oyeron una voz que cantaba.
Sorprendidos, fueron despacio acortando la distancia.
--No seran las brujas--dijo Martin.
--?Por que las brujas?--pregunto Briones.
--?No sabe usted que estos son los montes de las brujas? Aquel es el
monte Aquelarre--contesto Martin.
--?El Aquelarre? ?Pero existe?
--Si.
--?Y quiere decir algo en vascuence, ese nombre?
--?Aquelarre?... Si, quiere decir Prado del macho cabrio.
--?El macho cabrio sera el demonio?
--Probablemente.
La cancion no la cantaban las brujas, sino un muchacho que en compania
de diez o doce estaba calentandose alrededor de una hoguera.
Uno cantaba canciones liberales y carlistas y los otros le coreaban.
No habian comenzado a oirse los primeros tiros, y Briones y su gente
esperaron tendidos entre los matorrales.
Martin sentia como un remordimiento al pensar que aquellos alegres
muchachos iban a ser fusilados dentro de unos momentos.
La senal no se hizo esperar y no fue un tiro, sino una serie de
descargas cerradas.
--iFuego!--grito Briones.
Tres o cuatro de los cantores cayeron a tierra y los demas, saltando
entre brenales, comenzaron a huir y a disparar.
La accion se generalizaba; debia de ser furiosa a juzgar por el ruido de
fusileria. Briones, con su tropa, y Martin subian por el monte a duras
penas. Al llegar a los altos, los carlistas, cogidos entre dos fuegos,
se retiraron.
La gran explanada del monte estaba sembrada de heridos y de muertos.
Iban recogiendolos en camillas. Todavia seguia la accion, pero po
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