cuando Martin dio una patada al farol que
llevaba el viejo, y despues de un empujon echo al anciano respetable a
la cuneta de la carretera. Bautista arranco el fusil a otro de la ronda,
y el demandadero se vio acometido por dos hombres a la vez.
--iPero si yo no soy de estos. Yo soy carlista--grito el demandadero.
Los hombres, convencidos, se echaron sobre Zalacain, este cerro contra
los dos; uno de los voluntarios le dio un bayonetazo en el hombro
izquierdo, y Martin, furioso por el dolor, le tiro una estocada que le
atraveso de parte a parte.
La patrulla se habia declarado en fuga, dejando un fusil en el suelo.
--?Estas herido?--pregunto Bautista a su cunado.
--Si, pero creo que no es nada. Hala, vamonos.
--?Llevamos este fusil?
--Si, quitale la cartuchera a ese que yo he tumbado, y vamos andando.
Bautista entrego un fusil y una pistola a Martin.
--Vamos, iadentro!--dijo Martin al demandadero.
Este se metio temblando en el coche que partio, llevado al galope por
los caballos. Pasaron por en medio de un pueblo. Algunas ventanas se
abrieron y salieron los vecinos, creyendo sin duda que pasaba un furgon
de artilleria. A la media hora Bautista se paro. Se habia roto una
correa y tuvieron que arreglarla, haciendole un agujero con el
cortaplumas. Estaba cayendo un chaparron que convertia la carretera en
un barrizal.
--Habra que ir mas despacio--dijo Martin.
Efectivamente, comenzaron a marchar mas despacio, pero al cabo de un
cuarto de hora se oyo a lo lejos como un galope de caballos. Martin se
asomo a la ventana; indudablemente los perseguian.
El ruido de las herraduras se iba acercando por momentos.
--iAlto! iAlto!--se oyo gritar.
Bautista azoto los caballos y el coche tomo una una carrera vertiginosa.
Al llegar a las curvas, el viejo lando se torcia y rechinaba como si
fuera a hacerse pedazos. La superiora y Catalina rezaban; el demandadero
gemia en el fondo del coche.
--iAlto! iAlto!--gritaron de nuevo.
--iAdelante, Bautista! iAdelante!--dijo Martin, sacando la cabeza por la
ventanilla.
En aquel momento sono un tiro, y una bala paso silbando a poca
distancia. Martin cargo la pistola, vio un caballo y un ginete que se
acercaban al coche, hizo fuego y el caballo cayo pesadamente al suelo.
Los perseguidores dispararon sobre el coche que fue atravesado por las
balas. Entonces Martin cargo el fusil y, sacando el cuerpo por la
ventanilla, comenzo a hacer disparos atendiendo al ruido de
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