una republica americana, tomo parte en una revolucion y
despues, expulsado de alli por rebelde, volvia al ejercito carlista, en
donde estaba ya violento y deseando marcharse.
Siguiendole a todas partes como amigo y asesor, iba un antiguo criado
suyo que se llamaba Asensio, pero a quien se le conocia por estos dos
motes: Asensio Lapurra (Asensio el Ladron) y Asenchio Araguiarrapatzallia
(Asensio el decomisador de carne).
Este mote lo debia Asensio a haber sido consumero en su pueblo.
Asensio era graciosisimo hablando castellano; no habia palabra que
empleara bien.
Siempre que tenia que decir andamos, decia andemos; y al contrario,
empleaba vaiga por vaya, y hagais por haced.
La conversacion entre el conde de Haussonville y Asenchio Lapurra era de
lo mas dislocada y pintoresca.
--Si aqui hubiera un buen _quenerral_--decia Haussonville--la _querra_
estaba resuelta.
--_Pueda, pueda_ que si--contestaba Asensio.
--No saben _manecar_ un grande _equercito_, amigo Asensio.
--Si _supieseis_ de _tatica_, otra cosa seria.
Martin y el extranjero intimaron con Haussonville, con Iceta y con
Asenchio Lapurra y se rieron a carcajadas con los mil quidprocuos que
resultaban en la conversacion del frances y del vasco.
Asensio habia estado en Cuba algun tiempo, de soldado, y conto anecdotas
de aquella tierra. Lo que mas le gustaba era hablar de los chinos.
--Son de _mal_ intencion, pero buenos cocineros, eso si. _Digais_ a un
chino que os haga un arroz. Os hace una cosa _manifica_. Es gente
_raro_. Luego se ponen a _chun, chun, chun_. ?Y entenderles? nada. ?A
nosotros? Rabia nos tenian. Y al que cogian _la_ martirizaban. iPse!
Nosotros _tamien_ algunos _matemos_.
Martin se reia a carcajadas con las explicaciones de Asenchio Lapurra.
Despues de comer en la posada, Martin, el extranjero, Iceta,
Haussonville y Asensio fueron a un cafe de la plaza, donde estuvieron
hablando. Habia ejercicios espirituales en la iglesia de San Juan, y una
porcion de beatos y de oficiales carlistas iban a la iglesia.
--iQue pais!--dijo Haussonville--la gente no hace mas que ir a la
iglesia. Todo es para el senor cura: las buenas comidas, las buenas
chicas... Aqui no hay nada que hacer, todo para el senor cura.
Iceta y Haussonville contemplaban con desprecio aquel tropel de gente
que se encaminaba hacia la iglesia.
--iBestias!--exclamaba Iceta dando punetazos en la mesa--. No quisiera
mas que poder ametrallarlos.
El frances
|