l pelo
corto, un panuelo en el cuello, un chaqueton negro con todos los botones
abrochados y un garrote entre las piernas.
Aquel hombre tenia algo de esa personalidad enigmatica de los seres
sanguinarios, de los asesinos y de los verdugos; su fama de cruel y de
barbaro se extendia por toda Espana. El lo sabia y, probablemente,
estaba orgulloso del terror que causaba su nombre. En el fondo era un
pobre diablo histerico, enfermo, convencido de su mision providencial.
Nacido, segun se decia, en el arroyo, en Elduayen, habia llegado a
ordenarse y a tener un curato en un pueblecito proximo a Tolosa. Un dia
estaba celebrando misa, cuando fueron a prenderle. Pretexto el cura el
ir a quitarse los habitos y se tiro por una ventana y huyo y empezo a
organizar su partida.
Aquel hombre siniestro se encontro sorprendido ante la presencia y la
serenidad de Zalacain y de Bautista, y sin mirarles les pregunto:
--?Sois vascongados?
--Si--dijo Martin avanzando.
--?Que haciais?
--Contrabando de armas.
--?Para quien?
--Para los carlistas.
--?Con que comite os entendiais?
--Con Bayona.
--?Que fusiles habeis traido?
--Berdan y Chassepot.
--?Es verdad que teneis armas escondidas cerca de Urdax?
--Ahi y en otros puntos.
--?Para quien las traiais?
--Para los navarros.
--Bueno. Iremos a buscarlas. Si no las encontramos, os fusilaremos.
--Esta bien--dijo friamente Zalacain.
--Marchaos--repuso el cura, molesto por no haber intimidado a sus
interlocutores.
Al salir, en la escalera, _el Jabonero_ se acerco a ellos.
Este tenia aspecto de militar, de hombre amable y bien educado.
Habia sido guardia civil.
--No temais--dijo--. Si cumplis bien, nada os pasara.
--Nada tememos--contesto Martin.
Fueron los tres a la cocina de la posada, y _el Jabonero_ se mezclo
entre la gente de la partida, que esperaba la cena.
Se reunieron en la misma mesa _el Jabonero_, Luschia, Belcha, el corneta
de Lasala y uno gordo, a quien llamaban Anchusa.
_El Jabonero_ no quiso aceptar en la mesa a Praschcu, porque dijo que si
a aquel barbaro le ponian a comer al principio, no dejaba nada a los
demas.
Con este motivo, un muchacho joven, exseminarista, apellidado Dantchari
y conocido tambien por el mote de _el Estudiante_, que formaba parte de
la partida, recordo la cancion de Vilinch, que se llama la Cancion del
Potaje, y, como en ella el autor se burla de un cura tragon, tuvo que
cantarla en voz baja, para que
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