la burla sacrilega y vio con desconsuelo que
habian tratado de sacarle los ojos.
Los tenia heridos, como si se los hubiesen pinchado con un punzon. En
uno de ellos el cristal estaba roto con una incision que laceraba toda
la candida pupila.
Carmen no sabia que pensar de aquel ominoso atentado contra la sagrada
imagen.
iHabia dado un tropezon tremendo desde su nube o su barco contra la
siniestra sombra hundida en el corredor!...
Un minuto mas que hubiera ella tardado, y el pobre Santo, indefenso,
hubiera perdido sus dos ojitos clementes, llenos de lagrimas.
Irguiose la muchacha, indignada, con el Nino en los brazos, y le beso
con ternura compasiva, dispuesta a defenderle y amarle contra todas las
sombras perversas de Rucanto.
Cerro su puerta con llave para bajar al comedor, y al entrar en el vio
que Julio, a quien ella creia enfermo, estaba alli, espiandola con ojos
acerados; y como fulgurase sobre ella una mirada sanuda, semejante a una
maldicion, acercandosele, serena y valiente, le miro retadora hasta
hacerle inclinar la cabeza.
XVII
Carmen paso la noche en vigilia febril.
El sueno de las altas horas le pesaba en los parpados, rendidos; pero
acunada por la nave milagrera de su novio y perseguida por la imagen
fatidica de Julio, no podia dormir ni sosegar, hasta que, ya
alboreciendo, se sumio en un leve descanso lleno de estremecimientos.
Despertose bien entrada la manana y le parecio oir lamentos y carreras,
como en los dias aciagos de aquella casa.
No se inquieto gran cosa, pensando que la presencia benigna del marino
encalmaria bien pronto aquella tempestad.
Empezo a vestirse lentamente delante de un espejito tan pequeno que se
iba viendo en el "por entregas", y reparando en ello se sonreia.
Estaba llena de sonrisas Carmen aquella manana.... Una sonrisa para el
espejo donde, inclinandose, vio su cara preciosa un poco descolorida;
otra sonrisa para la ventana, ya acariciada por el sol palido de
noviembre...; otra, para el cielo; los ojos garzos y acariciadores de la
nina subieron hasta el dulcemente al traves de los vidrios empanecidos
por la helada.... Estaba todo azul; ?no habia de estarlo?... Azul tenue
el cielo, dorado desvaido el sol, verde apagado la campina...; ique
bonitos colores tenia la vida aquella manana!
Y en el firmamento apacible cabalgaba una nubecilla blanca y graciosa
que parecia una vela marina hinchada por el viento...; ?si seria un
barco?...
Carmen qued
|