ero, con un hijo a las puertas de la muerte....
Y besa que te besa, le ponia a Carmencita la cara hecha una compasion,
entre gotas de llanto y rezumos de baba.
Limpiandose las mejillas con su panuelo, fuese la muchacha a la sala,
llena de zozobra, detras de dona Rebeca.
Muy urbano y sereno, don Rodrigo la cometio a un interrogatorio prolijo
y grave acerca del trato que recibia y de si convivia gratamente con
aquellos senores. Y Carmen, en medio de sus angustias, fue habil y
prudente para mentir poco y disculpar a la gente de la casona, viniendo
a declarar, en suma, que era su voluntad seguir viviendo con aquella
familia.
Satisfecho el hidalgo, muy correcto y galante, dijo que la senora debia
disimular lo desagradable de su visita, pero que era su deber velar por
aquella nina y que se congratulaba de que fuesen infundadas las
acusaciones que se le habian hecho.... Tal vez un exceso de
solicitud..., o alguna mala interpretacion, habia dado lugar a aquel
"incidente", que el lamentaba.... La senora perdonaria....
Y como si tuviera mucha prisa, se despidio y repico otra vez
delicadamente sus botas por el pasillo.
Salio entonces Narcisa de un escondite con su librote debajo del brazo y
en la boca un surtidor de insolencias.
Se encaro con su madre para decirle:
--Todo esto es obra del medicucho ese, de acuerdo con la santita.... ?No
te dije que aquella conferencia que tuvieron los dos la otra tarde
traeria cola?... Todavia vamos a ver aqui una boda entre hermanos....
iQue escandalosos!
La senora, atajandola, interrumpio:
--"Tu prima" se ha portado muy bien en esta ocasion.... No consiento que
la faltes.
Y almibarada y ponderativa, torno a regalar a Carmen con caricias y
frases de gratitud.
En seguida salio de la sala, no ya con su paso saltarin de todos los
dias, sino con una carrera liviana y veloz, una especie de trotecillo
fantastico.
Narcisa hizo tambien _mutis_, como en las comedias, por una puerta
lateral, con su novela en la mano y en la sonrisa atica una despectiva
expresion.
Quedose Carmen sola, sentada en el sofa de terciopelo carmesi, muy fofo
y deslucido. Sobre la blancura agria de la cal destacaban en las paredes
unas laminas cromadas, con marcos de madera un poco apolillados. En
lontananza una consola sostenia sendos fanales colmados de flores de
trapo, incoloras y deformes. El tillo sin un solo tapiz, combado y
lustroso, daba una impresion de frio y ancianidad, como de espalda
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