montada en una escoba; llevaba a medio cubrir
las piernas, secas y nudosas como lenos, y en los pies unas alpargatas
cenicientas.
La melena blanca, corta y, desigual, agitabase erizada, sacudida por el
viento; lucia un corpino de color de ala de mosca, prendido con
alfileres, y en la falda, mezquina y desgarrada, un landre voluminoso
lleno de llaves de alacenas, cofres y arcas.... Iba cantando, en voz de
falsete, planidera y, tenaz, una extrana cancion hecha con refranes y
majaderias.
Marchaba detras Narcisa, muy tiesa, con la cara verde y el traje
amarillo; llevaba en el pecho una margarita blanca muy marchita. Le
habian puesto en los labios un candado cruel y tenia en los codos dos
bocas horribles, abiertas por sangrienta desgarradura de la carne en una
explosion de sapos y culebras.
Detras de Narcisa se arrastraba Andres "a cuatro patas", sobre un charco
de vino hediondo, luchando por levantarse, en un pataleo intercalado de
blasfemias y amenazas.
Despues llegaba Julio, amortajado, andando sin pasos ni ruidos, como un
anima en pena; abria desmesuradamente los ojos, con expresion satanica,
y lanzaba unas desatinadas imploraciones.
Pasaron todos y se fueron alejando en una sombra espesa y flotante,
humeda y fatal, como nube prenada de tormenta, mientras Carmencita,
desde la blandura suave de su lecho, sonreia con una sutilisima
sensacion de placer.
Cuando la procesion temerosa habia desaparecido, se presento en remota
lejania la silueta gentil de Fernando; llevaba en la mano un ramillete
de borrajas y una gorra de marino sobre el endrino pelo rizoso.
A Carmen se le acelero entonces el corazon con un latido ardiente, y la
imagen de Fernando se inclino, muy galante y zarandera, para ofrecer el
ramo de flores a una moza que pasaba. Carmen no la conocio...; ?quien
seria?... Le parecio que le estaban diciendo al oido, con oficiosidad
maliciosa:--Si...; es Rosa, la del molino; una de mucho empaque...,
pinturosa de la rama....
La nina de Luzmela volvio la cabeza hacia otro lado, muy despreciativa,
con un desdenoso gesto de mujer de calidad.... Se habia encalmado ya su
corazon en un compas armonioso y grato.
Abrio los ojos, sus divinos ojos obscuros, encendidos otra vez con un
sano fulgor de alegria, y vio como la luna, al traves de los vidrios
descubiertos, ponia a los pies de su cama una palida alfombra de luz que
iluminaba timidamente toda la habitacion.
Con aquel rutilo gozo de la noche alumbro la mu
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