--Te bajare en brazos.... Vamos en seguida.... ?No tienes un abrigo?
Y paseo una mirada por el cuarto, que tenia un dramatico aspecto de
pobreza.
Estaban los muebles en desorden y empolvados, las sabanas del lecho
amarillentas y mal zurcidas, y sobre la colcha rameada, tumbado como un
despojo, el Nino Jesus, calvo y tuerto, lleno de heridas y con la tunica
desgarrada.
La propia Carmencita completaba aquel cuadro de punzadora tristeza.
Tenia el vestido hecho pedazos, enmaranado el cabello, las unas sucias y
el semblante demudado y miedoso.... La lucha horrible del dia anterior
habia dejado en sus delicadas munecas unas manchas carbonadas.
Salvador midio con aquella sola mirada la escena desoladora, y no solo
con pena, sino con ira, con imperio y furor, le dijo a dona Rebeca:
--iA ver, un abrigo; tenemos mucha prisa!
--Pero ?adonde van ustedes?--arguyo la vieja, estupefacta.
Carmen se asio a una mano de Salvador, atemorizada, mientras el
respondia orgulloso:
--Vamos a la paz y al amor...; vamos a Luzmela....
--?Tambien Carmen? Eso no puede ser--quiso decir la senora, afilando el
grifo de su vocecilla.
Pero el medico no la dejo engallarse, y la interrumpio:
--Carmen tambien.
--?Y con que derecho se la quiere usted llevar?
--La llevo... porque es mia.
--?Suya?... Pero esta enferma....
--Yo la sanare....
--Eso no puede ser.... Es imposible--repitio.
Salvador la agarro por un brazo y la llevo al otro extremo de la
habitacion, casi en vilo.
Ella iba chillando:
--iAy..., ay..., ay!...
La ordeno el, zarandeandola:
--Callese usted, dona,... Bruja, y escuche.... Cabe en lo posible que
Carmen renuncie la herencia de su padre en favor de usted..., y cabe en
lo posible que reclame su legado.... Esto depende de que usted nos deje
o no ir en paz.... Y ahora, pronto, un abrigo; no espero ni un minuto
mas.
Dona Rebeca salio del cuarto como una centella y en seguida volvio con
un chal en la mano.
Carmen, incorporada y anhelante, decia:
--Me llevare mi Nino Jesus....
Pero Salvador la alzo en sus brazos, envuelta en el chal, protestando:
--De aqui no te llevas nada....
Y salio con ella triunfalmente, con la gallardia de un galan de comedia.
En la antesala, una sombra siniestra se doblo, tal vez en reverencia de
ironica despedida, tal vez al peso de una maldicion secreta.
Y en el patio enlosado y en el corral, abierto a una palida luna recien
nacida, se percibia un rumo
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