de piedad, comenzo a decirle con su voz hialina, como
susurro de arroyo:
--Yo te perdono, Julio; yo tengo mucha lastima de ti...; yo te
quiero...; y Dios tambien te quiere y te perdona...; no te mueras con
rencor ni con maldad...; reza..., reza el nombre de Jesus...; ya amanece
tu dia, Julio....
Temblo otra vez la cama, y dos gotas de turbio cristal rodaron por las
mejillas lividas de Julio. Sus labios de cirio se contrajeron con una
postrera desgarradura, y Carmencita, inclinandose sobre aquella
despedida suprema, le beso en la frente con una caricia sedosa y pura,
llena de celestial encanto....
Cayo en la habitacion el manto de la noche sin estrellas ni luna, y el
liston desprendido de la cornisa golpeo en el cristal con lento
soniquete....
VI
En el palacio de Luzmela anidaban el dolor y la zozobra, en ayuntamiento
infeliz.
Salvador, incapaz de contener por mas tiempo en su corazon la marejada
viva de sus tormentos amorosos, se los habia confiado a la anciana Rita,
en una buena hora de alivio y descanso, llevado a la intimidad,
blandamente, por el afecto y confianza que le inspiraba la excelente
mujer, y por el agobio violento de su carga de pesares.
Despues de la confidencia, se quedo Rita llena de inquietud y de pena.
Movia la cabeza de arriba a abajo con una expresiva manifestacion de
asombro desconsolado, como diciendo:--iValgame Dios!... iValgame
Dios!...
Mientras tanto el medico se paseaba, con los brazos cruzados sobre el
pecho y los ojos errantes en las palidas flores de la alfombra....
Tardo Rita en ordenar sus pensamientos, que saltarines y revoltosos,
iban de aqui para alla lastimando el cerebro fatigado de la pobre vieja.
Hizo un gran esfuerzo para arreglar aquel barullo mortificante de ideas
desmandadas, y fue colocando cada cosa en su sitio dentro de su cabeza,
con toda la serenidad posible, diciendose a la vez: "De modo que el
senorito quiere a la senorita _para casarse con ella;_ que la nina no le
quiere a el y esta empenada en hacerse santa y martir en la casona,
sufriendo a los mismisimos diablos... y que ademas se muere porque esta
comalida y alli no tiene _tresno_ ni cosa que lo valga...."
Y, en alta voz, mirando compasiva al abstraido paseante, inquirio:
--Y don Rodrigo, el del Nidal, ?no tiene poderio para terciar entre
usted y la nina y hacerla salir de aquella cueva de lobos?
Rompio su caminata Salvador y se dejo caer, fatigado, en una silla, para
responder:
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