e amor. Pero, con gozo, vino a
convencerse de que el ambulario mozo se habia sumido de nuevo en la
aventura de su vida errante, sin dejar en el camino otra huella que la
que deja un ave en el espacio con sus alas, o en el mar una onda con sus
espumas.... Tampoco de Andres habia en Rucanto mas que remotas nuevas en
aquella temporada. Se le habia visto en el alto puerto de Cumbrales, en
montaraz vagancia con los pastores, y luego decian que "se habia
corrido" hacia Reinosa, con una cuadrilla de gitanos.
Cobro con esto Salvador un asomo de tranquilidad y un respiro en el
anhelo con que llegaba a la casona, siempre que a ello se atrevia.
Una de aquellas tardes que fue, encontro sola a Carmencita, y apenas se
saludaron, le pregunto Salvador:
--?Todavia lees aquel libro que te hace desvariar?
Ella dijo, con su voz de melodia triste:
--Todavia....
--Pues yo voy a traerte otro libro santo muy alegre, con tapas azules y
letras de oro, si me prometes que leeras en el un poco todos los dias.
--Si dices que es santo....
--Ya lo creo; es el Evangelio..., ifigurate!
--Traemele pronto....
--Manana.
Se quedaron callados, mirandose. Ella tenia un destello de curiosidad en
los garzos ojos entristecidos. El, con los suyos, le estaba diciendo un
delirante discurso inflamado y sumiso. De pronto, la nina se le acerco
confidencial, con una intima confianza rota por ella entre los dos,
tiempo hacia, y le dijo:
--?No sabes que la pobre dona Rebeca no tiene ni un centimo?... Ahora,
conmigo, es mucho mejor que antes....
Salvador, precipitadamente, interrogo:
--?Quieres tu dinero?
Ruborizada, torpe, confeso:
--Quisiera tener un poco para darselo.
--?Pero tu no necesitas nada para ti?
--Para mi no.
--Yo veo que te hacen falta muchas cosas, Carmen.
Ella repitio con desaliento:
--Ninguna cosa me hace falta....
Ya Salvador tenia en las manos su cartera, y tomando algunos billetes
que contenia, los puso sobre el regazo de la muchacha.
--Yo te dare--le dijo con ardor--todo lo que necesites..., todo lo que
quieras..., todo lo que tengo....
Ella, al mirarle, todavia encendida y confusa, le contesto:
--Gracias...; ieres tan bueno!...
--?No sabes que lo mio todo es tuyo?
Se sonrio Carmen preguntando:
--?Por que ha de ser eso?
--Porque Dios lo ha querido asi..., y si yo tenia algo que era mio
unicamente..., ya te lo di hace tiempo; te lo di en absoluto, para
siempre, y me he quedado sin nad
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