alo del todo, Salvador; yo soy lo mejorcito de la familia, ?sabes?, y
me dije: yo, a esta chiquilla la hago desgraciada si me quedo aqui...;
yo pierdo a esta nina, porque en el mas honrado de los casos, casandome
con ella, la pierdo...: ivaliente marido haria yo, prendado cada semana
de una moza del contorno!... ?No sabes tu que yo me enamoro todas las
semanas?... Pues si, hijo, no lo puedo remediar.... Ya ves, amando a
Carmencita por todo lo alto, me amartele atrozmente con Rosa la del
Molino.... ?La conoces?
Salvador hizo otro signo de asentimiento.
--Bueno; pues no me negaras que es una mujer con "todas las agravantes",
una "super-hembra" con una "arboladura", y un "calado"...; vamos, te
digo ique la mar y los peces de colores!...
Y Fernando dio una larga chupada a su cigarro, lanzo el humo leve al
techo artesonado del saloncito y se quedo mudo y sonriente, como en la
grata contemplacion de una gaya imagen.
Despues de un extasis breve y dulce, suspiro y dijo:
--No quise yo meterme en lios, alli a la vera de mi casa; bastantes
escandalos hemos dado en el pueblo los senores de aquel solar....
iLuego, Carmencita!... Aquel era para mi otro cuidado mas fino, otra
mira mas noble, Salvador...; me asuste al pensar que podia hacerla
llorar y sufrir toda la vida, y tuve el valor de renunciar al divino
manjar de su carino. Yo me conozco; muchas veces me he juzgado ya
enamorado _de veras_, y me he equivocado siempre. En materia de amores,
parece que pesa sobre mi la maldicion del judio. iVoy errante a traves
de las mujeres y en ninguna me puedo detener...! He enganado a muchas,
ia muchas!..., porque yo tengo partido, ?sabes?..., yo tengo labia... y
hasta parezco listo; hombre, ?no te da risa?...
iVaya si al medico le daba risa....
Siguio su cuento Fernando.
--?Pero a Carmencita la habia yo de enganar?... iVamos, hombre, de eso
no es capaz este cura!... Ya te he dicho que yo no soy siempre malo....
iQue habia de serlo! A Salvador le estaba pareciendo un angel del
paraiso.
El marino se volvio hacia su amigo, para preguntarle alegremente:
--?Pero no dices nada? ?Que te sucede?
--Estoy pensando en todas esas cosas que me cuentas.... Son muy
interesantes.
Y para disimular un poco su ensimismamiento, anadio:
--Conque tu, ahora, al Havre....
--Si, hijo mio, camino de Paris. Voy a divertirme un poco antes de
volver a navegar.... Las francesas.... ioh las francesas!... Las puras
mieles, Salvador; ya las
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