valle con trabajo, luchando
con la neblina y con la lluvia. Venteaba, y todos los arboles,
deshojados, accionaban con tragicos ademanes, alzando hacia las nubes
grises sus brazos desnudos. Gemia la lluvia en incansable lloriqueo y
todo era desolacion y acabamiento en el paisaje, lo mismo que en el alma
inocente de la nina de los ojos garzos.
Nublados de lagrimas, miraban aquellos ojos hacia el pueblo de Luzmela.
Pero Luzmela se habia hundido en la espesura sombria de la tarde.
Solo en algunos momentos, entre la niebla jironada, aparecia austero y
lejano el perfil de la torre senorial.
Entonces Carmencita se enjugaba los ojos con presteza y miraba, miraba
toda anhelante.
Y aunque ya la niebla se hubiera cerrado tragandose otra vez la silueta
grave de la torre, la muchacha veia siempre a Luzmela, haciendo de la
graciosa aldea de sus amores una evocacion intensa y fervorosa....
Alli, la iglesia, con su maciza planta de basilica, su puerta de arco
de medio punto, sus saeteras y su campanario tosco, rematado por una
cruz de piedra...; alli, el caserio breve y blanco, humilde y
placentero...; alli, el palacio, con su patriarcal solana, su balconaje
de hierro y su escudo nobiliario, y adosada al palacio, senoreandole y
prestandole aspecto de fortaleza, la torre, sobre cuyos labrados
dinteles campeaba la piadosa divisa _Credo in unum Deum_. La aldea habia
tomado su nombre del palacio, que, rodeado de fincas rusticas, extendia
sus dominios por la pujante ladera hasta el espeso ansar ribereno del
_Salia_. Todo el valle era tributario de la casa noble de Luzmela. El
palacio rico y el caserio pobre se confundian en una misma cosa: un
cuerpo equilibrado y robusto, regido por el alma piadosa del dueno del
solar.
--Alli, en Luzmela, todo era paz y amor--pensaba la nina sonadora--, asi
como aqui, en Rucanto, todo es odio y venganza.
Y temblo la pobre.
Presto oido atento.... ?Renian?... ?La llamaban?... No; estaba muda la
casona; Carmen podia seguir sonando.
Sonaba con la mirada desvaida y los labios entreabiertos...,
estremecida de frio..., con las mejillas humedas de llanto.
Preguntaba, desorientado, su corazon:
--Pero ?quien soy yo? ?Como me llamo yo? ?Que hago en esta casa?...
Padrino, ?eres tu mi padre?... Y mi madre, ?quien es?... ?Es una madre
muy triste que anda por el mundo buscandome?... ?Era acaso una mujer muy
blanca, muy bella, que se murio sonriendo?... iNo se, no se quien era mi
madre, ni quien m
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