i todos sus argumentos, y bien
mirados, apenas llegan muchos de ellos a una fundada probabilidad. Tan
lejos estan de la demostracion. Estos efectos, asi necesarios como
contingentes, son los _signos_ de sus causas, de modo que los primeros
la descubren con seguridad por su necesaria conexion con ella: los otros
no la muestran con tanta firmeza. A los primeros llamaron los Griegos
[Griego: _tekmerion_] _techmerion_, a los segundos, [Griego: _semeion_]
_semeion_, y de ambos uso primero con mucho acierto HIPPOCRATES en la
Medicina: despues hizo ARISTOTELES mencion de ellos en su libro [Griego:
_Peri Ermeneias_] _de Interpretatione_. Esta advertencia de los signos
es de suma consideracion, no solo en las Ciencias, sino en el trato
comun. Descubrense con ellos las cosas ocultas, con tal que se distingan
los necesarios de los contingentes, y a cada clase se le de el valor de
certeza que le corresponde. Grandes errores se han cometido en las
predicciones, adivinaciones, y profecias, por tener por signos fixos del
primer orden los que no lo son: todavia se cometen mayores en lo
politico y en el trato civil, acostumbrandose los hombres con signos
ligeros (llamanse _sospechas_) o muy contingentes, que a lo mas hacen
_conjeturas_, a asegurar la intencion de los que censuran. La mayor
parte de los juicios temerarios nacen de la mala observacion y poca
diligencia que se tiene en estos signos. Lo que hemos dicho hasta aqui
ha de entenderse de los signos naturales, porque las cosas que indican a
otras por instituto de los hombres, como los vocablos de las lenguas
provinciales, y el ramo sobre la puerta, que en algunos lugares
significa el vino para vender, y otras cosas a este modo, facilmente se
entiende lo que significan, si se pone cuidado en el uso que los hombres
a su beneplacito les han dado. La doctrina de los signos bien entendida
es solida, y debe ocupar en la Logica el lugar que los Escolasticos dan
a su tratado del _Signo_, donde no se explica nada util, y todo se
reduce a queestiones pueriles, que emboban a los ninos, y con ellas sin
aprender cosa alguna, se hacen tenazmente disputadores, y porfiados.
CAPITULO XV.
_De la Opinion._
[47] Quando el entendimiento, o por los primeros principios, o por las
demostraciones, alcanza claramente la verdad, queda convencido y
satisfecho, porque posee el bien a que aspira; mas quando se aplica a
saber una cosa, y no ve la conformidad de ella con los principios
ciertos de di
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