ue ya reprehendio con agudeza el ingenioso D.
FRANCISCO DE QUEVEDO, y no hay esperanza de que se corrija si no se
estudia muy de proposito la verdadera Logica, y se hacen los hombres a
no fiarse de las apariencias de los sentidos, y a consultar siempre la
razon.
[Nota a: _Non qui multa, sed qui utilia novit, sapiens est._ Stob.
_serm. 3. t. 1. p. 35._]
[28] Entre las apariencias de los sentidos ninguna es mas enganosa que
la que lleva el caracter de _bello_, y de _hermoso_, Todavia no estan
conformes los Filosofos en difinir en que consiste lo que llamamos
hermosura y belleza, asi en las cosas animadas, como inanimadas. Yo
pienso, que lo que llamamos hermosura en las cosas sensibles es cierto
orden y proporcion que tienen entre si las partes que las componen. Este
orden es relativo a nuestros sentidos, porque a unos parece hermoso lo
que a otros feo: y tanta variedad como se encuentra en estas cosas, nace
de la impresion diversa que un mismo objeto ocasiona en distintos
hombres, y del diferente modo con que excita los sentidos en cada uno.
Sucede, pues, en esto lo mismo que en todas las otras percepciones de
los sentidos, que solo nos ofrecen las cosas con proporcion a nuestro
cuerpo; y asi se ve, que si se muda con el tiempo, o de otro qualquier
modo el orden de partes en el objeto, o en los organos de los sentidos,
se pierde, o se muda la hermosura.
[29] Siguese de esto, que la hermosura de estas cosas sensibles es una
apariencia, que solo puede arrastrar a los hombres que dexan llevarse de
las exterioridades que se ofrecen a los sentidos sin exercitar la razon.
El ver, pues, como inconsideradamente buscan muchos estas apariencias, y
van con inquietudes continuas acia estos vanisimos atractivos de los
sentidos, hace ver el poco uso que hacen los hombres de la razon, y lo
poco que reflectan para distinguir lo aparente de lo verdadero. La
verdad tiene una hermosura, que puede satisfacer al entendimiento; la
bondad lleva consigo una belleza capaz de atraer a la voluntad. Si yo
dixera, que el entendimiento recibe un gran contento quando descubre la
verdad[a], y que la voluntad le recibe tambien quando ama lo bueno,
diria una cosa certisima, y digna de que la escuchasen y meditasen
seriamente todos los hombres; pero son tan sensibles por lo comun, que
les parecera esto digno solo de contarlo a los habitadores de los
espacios imaginarios.
[Nota a: _Indagatio ipsa rerum tum maximarum, tum etiam occultissimarum
habet
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