rofundo
como la fantasia, hubiera logrado para siempre el renombre de Filosofo.
Sucede en esto lo mismo que en el exercicio del cuerpo, cuyos miembros
con el continuo trabajo se habituan a aquel movimiento en que mas se
exercitan.
[61] Por enfermedad suele hacerse tan profunda la imaginacion, que
ocasiona muchisimos errores. Es de advertir, que algunas veces la
enfermedad que dana la imaginacion, dexa al juicio sano y este corrige
los errores y desordenes de aquella. Otras veces la enfermedad del
celebro dana la imaginacion y al juicio, y los que asi padecen, yerran
neciamente. De uno y otro he visto exemplares en mi practica de la
Medicina, y de ambas cosas hablo muy concertadamente GALENO, y despues
otros Autores. Aqui se ha de notar, que a veces es tan poderosa la
fuerza de la fantasia, que el juicio por mas que quiera apartar de ella
algunos objetos, no puede conseguirlo, y esto sucede en aquellos que por
enfermedad tienen viciada la parte del celebro donde reside la
imaginacion. El remedio cierto que hay para no errar en este caso, es
despreciar las representaciones de la fantasia, y fortalecer el juicio
para que la domine: y se yo que haciendo buen uso de la razon, y
acostumbrandose a vencer y moderar la fuerza de la imaginativa, se
consigue el alivio. De esta enfermedad de la imaginacion deben tener
noticia y procurar conocerla los directores espirituales de las almas,
porque de ella nacen casi siempre las conciencias escrupulosas,
corrompiendo poco a poco en ellas la imaginacion al juicio. Quando la
enfermedad del celebro de tal suerte vicia la imaginacion que comunique
el dano al juicio, se sigue la locura, o bien melancolica, o maniatica.
En estos hay algunos, que solo deliran sobre una cosa, y estan sanos en
lo demas. Qual dice que es Rey, qual Papa, qual que es Leon, qual que es
hormiga. La impresion de estos objetos ha echado raices tan hondas en su
imaginativa, que es dificil borrarlas, y por la enfermedad no puede el
juicio corregir este error. De esto puede el Lector tener larga noticia
viendo algunos autores de Medicina, y en especial a PAULO ZAQUIAS en las
Queestiones Medico-Legales.
[62] Siguense las imaginaciones _contagiosas_, y llamo asi aquellas, que
con facilidad comunican sus impresiones a otras, y las arrastran. De
esto hay infinitos exemplares en el trato civil, y nada es mas comun que
dexarnos llevar los hombres por la fuerza de la imaginacion de aquellos
con quien mas familiarmente trata
|