este asunto con admirables pruebas. Mas
aunque esto sea asi, creo que se han excedido los Astrologos,
extendiendo demasiado la fuerza de los Astros, y sacando de ella
predicciones muchas veces arbitrarias. Entiendo que en esto es menester
observar el _Ne quid nimis_ de TERENCIO.
[114] A esta especie de sofisma puede tambien reducirse el comun modo
con que el vulgo senala las causas de algunos efectos; es a saber: _Esto
ha venido despues destotro, pues esto es la causa de aquello_. En los
juicios que se hacen sobre las curaciones de grandes achaques, se
cometen infinitos sofismas, atribuyendolas a causas que no han tenido
conexion, ni dependencia ninguna con el efecto. _Se ha perdido una
batalla, el General tiene la culpa_, es sofisma de esta especie, porque
pueden concurrir otras mil cosas, que pueden ser causa de haberse
perdido la batalla, aunque el General haya aplicado de su parte quanto
pudiera conducir para ganarla. Del mismo modo se pierde un Discipulo,
que estaba a cargo de tal Maestro, y luego dicen: _El Maestro no ha
cuidado, y el es la causa de la perdicion del Discipulo_. Muchas veces
esto es sofisma, porque aunque el Maestro haya puesto por su parte todo
el cuidado, y aplicacion necesaria para el buen gobierno del Discipulo,
puede la mala inclinacion de este, o las malas companias, u otras cosas,
que a veces los Maestros no pueden estorbar, haberle precipitado. En fin
este sofisma se halla algunas veces en los Predicadores, quando dan por
causa de un suceso una cosa que ellos se fingen a su albedrio[a]. Por
exemplo: Pregunta un Orador, por que la zarza de Moyses ardia, y no se
consumia? Y despues de varias razones dice, que la causa es por ... y
senala por causa, no lo que es, sino lo que el piensa. De este modo se
atribuyen algunos efectos a determinadas causas, y no hay otro motivo
para hacerlo, que el capricho del que lo hace. Dixe _que senala por
causa, no lo que es, sino lo que el piensa_, porque la causa de
semejantes efectos, en el modo que algunas veces la senala el Orador, es
oculta, y la Iglesia no la ha declarado, ni los SS. Padres la han
propuesto, sino que el Orador se la finge, y acomoda como le parece; y
por esta especie de sofisma senala causas arbitrarias a los sucesos
referidos en las sagradas Escrituras, y no los puede persuadir a los
hombres de juicio, porque le faltan pruebas solidas con que poderlas
fundar. El P. VIEYRA ya conocio esto, y reprehendio eficazmente a los
Predicadores que
|