e castigo: y los injustos, aunque se huyan y escondan,
sienten interiormente remordimientos, que los acusan y convencen ser
merecedores de pena. De aqui nace la obligacion que cada uno conoce
tener a seguir lo justo; y no habiendo en este mundo premios, ni
castigos suficientes, que sirvan a contentar al justo, y enmendar al
injusto, deduce el entendimiento que ha de haber precisamente un Juez
Supremo, dueno de todos los premios debidos a la justicia y dispensador
de todas las penas que a la injusticia le corresponden, y este Juez es
_Dios_. Hasta aqui camina el hombre con las luces naturales, y conoce a
Dios, sin que en esto puedan tener excusa alguna los Ateistas; pues, o
han de negar su propio ser, o han des confesar que todas estas verdades
estan dentro de si mismos; y fomentadas por una buena Logica toman mas
vigor, y se radican con mas fundamento.
[6] Pero quan poco es todo esto si el hombre no estuviese ayudado de la
revelacion! El entendimiento conoce la suprema Verdad, el sumo Bien, la
soberana Justicia; mas deseando penetrar su ser intimo, y sintiendose
movido a buscarle, amarle, y adorarle, le faltan para esto luces
naturales, y lo suple todo cumplidamente con las reveladas. Asi que
decia el Apostol, que los Filosofos Gentiles conocieron a Dios; pero ni
le reverenciaron, ni dieron gracias como era debido, porque se
gobernaron solo por sus luces naturales, que no alcanzan a conocer
intimamente la Divinidad, ni a venerarla como corresponde a su grandeza.
Hay que considerar cierta relacion o respeto entre Dios y el hombre.
Dios es causa, el hombre efecto: Dios es el sumo Bien, el hombre desea
gozar este complemento de todos los bienes: Dios es la suprema Verdad,
el hombre esta en continuos deseos de alcanzarla: Dios es la soberana
Justicia, el hombre se siente incitado a seguirla. Por la justicia es
preciso que el hombre reciba de Dios las leyes por la verdad el
conocimiento recto: por el bien su felicidad: por el poder de causa su
ser y subsistencia.
[7] Es preciso, pues, que haya cierta relacion y respeto entre Dios y el
hombre, de manera, que este ha de conseguir sus bien fundados deseos con
la posesion de Dios, porque asi poseera todo lo que apetece; y Dios le
da al hombre el conocimiento que necesita para ir acia el, y le mueve la
voluntad; y como todos los conocimientos, que para estos fines se
requieren, no puedan tenerse por la luz natural del entendimiento, ya
porque esta no excede ciertos limites, ya
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