e por grandes que hayan sido sus aumentos,
no haya venido a la decadencia? ?Que Gobierno, Republica, o Monarquia
podra senalar y probar origen tan antiguo con unas mismas leyes,
creencia, y costumbres en lo substancial? Un poco de letura de Historia
hara ver a qualquiera la inconstancia de los Reynos, la caida de los
Imperios mas poderosos, la mutabilidad de las Monarquias mas
florecientes, porque asi lo trae consigo la condicion humana. Quando a
vista de estas mutaciones observamos, que la Iglesia Christiana
permanece desde el principio del mundo, siempre la misma en sus
fundamentales leyes, doctrina, y ordenamientos propuestos en los Libros
Sagrados, sin variedad en la creencia, y sin que la hayan alterado la
succesion de tantos siglos, tantas persecuciones como en todos tiempos
ha experimentado; quando al mismo tiempo vemos, que quanto han
establecido los Filosofos por el uso de la razon, esta lleno de
dificultades, contiendas, contradicciones, mudanzas, instabilidad, y
errores, ?quien habra que no conozca que la Religion publicada en las
Sagradas Escrituras no puede venir de los hombres establecedores de
cosas caducas, sino de un Dios eterno, e inmutable? La Iglesia, pues,
que nos asegura la Divinidad de las Escrituras, es un testimonio
irrefragable de las revelaciones de ellas. Guarda la Iglesia estos
santos Libros, los conserva, los sigue, cree su doctrina con
uniformidad, y es fiel depositaria de sus verdades. Si todos los hombres
se convienen en un principio de razon, no pueden enganarse, porque
aquello en que todos concuerdan es preciso que sea verdadero. Dios es
Autor de la revelacion como de la razon; su Iglesia, este Pueblo
escogido, que se conviene sin discordia en la creencia de las Divinas
Letras, no puede padecer engano, ni puede decirse de ella que en esto
puede errar, sin ofender la infinita veracidad de Dios, que ni puede
enganarse, ni enganarnos.
[Nota a: Bayl. _Diccion. Critic. articul._ Acosta _tom. I. pag. 71 y
articul._ Beaulieau _tom. I. pag. 522. articul._ Manichees _tom. 2. pag.
2026_.]
[19] Hemos probado hasta aqui la necesidad de la revelacion y su
existencia: resta ahora satisfacer algunos reparos de los Sectarios.
Dicen que MOYSES en sus leyes no senala otras penas a los transgresores
que las temporales, sin hablar de la pena eterna en los Libros sagrados,
que salieron de su mano, cuyo silencio arguye que no tuvo conocimiento,
ni revelacion de ella. Este reparo ya es antiguo, pues le s
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