des de la Religion Christiana, probando la necesidad
de la revelacion, y satisfaciendo plenamente los argumentos que contra
ella proponen los Sectarios. PEDRO DANIEL HUECIO, Obispo de Avranches,
BOSUET, Obispo de Meaux, BELARMINO, PETAVIO, NATAL ALEXANDRO, y algunos
otros han ilustrado admirablemente este asunto. Entre nuestros Espanoles
hay muchos, y muy buenos que han tratado estas materias. Es singular por
la doctrina, y por la fuerza de argumentos filosoficos, de que usa para
defender la Fe Christiana de las impugnaciones de los sectarios, el
tratado de nuestro LUIS VIVES _de Veritate fidei christianae_, dividido
en cinco libros preciosisimos, pues en ellos comprehendio en la
substancia quanto en este genero han dicho los posteriores. ALFONSO DE
CASTRO es otro Espanol, que con el motivo de tratar de las heregias,
impugna toda suerte de errores, aun los de los sectarios presentes, que
como he dicho son antiguos, con muy apreciables fundamentos. Estos dos
Escritores se diferencian en el modo de escribir de esta manera. CASTRO
convence su asunto con argumentos Teologico-Dogmaticos: VIVES, al paso
que se vale de las Sagradas Escrituras, y doctrina de los Padres, se
aprovecha tambien de la erudicion filosofica con una crisis exactisima.
[4] Sentados estos presupuestos voy a mostrar por la Logica la necesidad
de la revelacion. Dos suertes de conocimientos tiene el hombre para
alcanzar las cosas: uno por los sentidos: otro por la razon. Conocemos a
Dios por los sentidos de esta manera: vemos que en todo lo corporeo que
se presenta a ellos no hay cosa ninguna que exista por si sin venir de
otra, de modo que a la que de nuevo existe llamamos _efecto_, y a
aquella de donde este dimana, llamamos _causa_. De esta observacion
sensible, perpetua e invariable, nace la verdad fundamental del juicio:
_no hay efecto sin causa_, o lo que es lo mismo, _todo efecto supone
causa_. Como el _todo_ encierra todas sus partes, de manera que no es el
_todo_ otra cosa que el conjunto de todas ellas, de ahi nace otra
proposicion del juicio: _el mundo tiene su causa_, porque no es el mundo
otra cosa que el conjunto de todas las partes que le componen. Como por
los sentidos se alcanza que todo lo corporeo viene de causas corporeas,
y el juicio no puede admitir ningun infinito, porque es superior, y
opuesto a su capacidad; de aqui deduce muy bien, que no pudiendo ser
infinita la serie de las causas corporeas, es preciso que la causa del
mundo no se
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