panada con toda la serie de principios y razonamientos
con que esta conexa, es sanisima. De otro modo precipitamos el juicio,
haciendo de un hecho particular una razon universal. Asi vemos que
Ariston ha faltado en una cosa, o no se ha desempenado bien en un
asunto, y luego le tenemos por un hombre inutil para todos los negocios.
[100] Nunca precipitamos mas el juicio, que quando nos dexamos dominar
de alguna pasion, y esto se observa en casi todas las disputas, en que
no se tiene por fin el descubrimiento de la verdad, sino la vanagloria.
Quando uno se calienta mucho en una disputa, de ordinario se arrebata, y
su imaginacion tiene imagenes muy arraigadas de lo que intenta
persuadir: de esto se sigue, que no atiende a lo que dice el contrario,
y si oye algo, lo acomoda a lo que domina en su fantasia, porque esta no
admite sino muy ligeramente las impresiones distintas de aquel objeto
que la ocupa. De aqui nace, que muchas veces estan disputando dos
hombres serios con grande estrepito, y diciendo ambos una misma cosa; y
es cierto que luego feneciera la contienda, si no hubiera precipitacion
de juicio de los contendores. De esto tengo yo bastante experiencia,
como tambien de muchas sospechas que resultan despues de semejantes
disputas, y nacen las mas veces de no haber puesto la atencion necesaria
en lo que se dice, y de juzgar con precipitacion. En fin reflecte cada
qual un poco, y hallara que muchisimos juicios en el trato civil se
hacen por el miedo, odio, amor, esperanza, o segun la pasion que reyna
en el que juzga[a].
[Nota a: _Plura enim multo homines judicant odio, aut amore, aut
cupiditate, aut iracundia, aut dolore, aut laetitia, aut spe, aut
timore, aut errore, aut aliqua permotione mentis, quam veritate, aut
praescripto, aut juris norma aliqua, aut judicii formula, aut legibus._
Cic. _de Orat. lib. 2. p. 370._]
[101] Resta ahora proponer el remedio para estos males del juicio. Ante
todas cosas se ha de tener presente lo que hemos dicho en los capitulos
pasados, porque las preocupaciones, y precipitaciones del juicio por la
mayor parte proceden de la fuerza de las pasiones, de la imaginacion,
del ingenio, de los sentidos, y demas cosas que hemos explicado. Demas
de esto sera bien acordarse de lo que ya hemos dicho, es a saber, que el
hombre sabe las cosas, o por la ciencia, o por la opinion. No puede el
hombre errar quando tiene evidencia de las cosas que ha de juzgar, con
que solamente el juicio ha de tene
|