o con que se intenta probar lo contrario de lo que se ha
establecido, como hacen en las Escuelas los que impugnan las
conclusiones que otro defiende. Si el elencho se forma con manifiesto
engano, ya consista este en las voces, ya en las cosas, es elencho
sofistico; y todos los sofismas los reduce Aristoteles a este, porque
todos consisten en la mala formacion del sylogismo; pues en todos sucede
que haya apariencia de raciocinio, no habiendolo en la realidad. Por eso
el que entienda bien las reglas que hemos propuesto, tratando de la
formacion de los sylogismos, sabra los fundamentos con que ha de
desenredar todos los sofismas, mayormente si descendiendo a lo
particular advierte las varias maneras capciosas, y enganadoras que hay
de sylogizar, ya por el mal uso de las palabras, ya por la mala
inteligencia, y aplicacion de las cosas. No solo en las Escuelas domina
mucho el uso de los sofismas en los actos literarios, por el dolo, mala
fe, y poco amor a la verdad, sino tambien en las conversaciones y
discursos Academicos, quando los dicta el interes y la pasion de algun
sistema. Tambien se usa este sofisma en el trato comun.
[106] Unas veces disputa Ticio con mucho calor, y hace mil exageraciones
para probar lo que no se le niega, y es que por tener acalorada la
fantasia, no atiende lo que su contrario dice. Otras veces con malicia,
y de intento dexa de probar lo que le toca, ya porque no se halla con
bastantes razones, o porque se ha introducido en una queestion, que no
sabe, y no quiere confesar su ignorancia. Aqui es de advertir, que hay
algunos que con mala fe atribuyen en las disputas a su contrario ciertas
cosas, que este ni las ha imaginado; y otras veces le atribuyen ciertas
proposiciones, que piensan deducirse de la doctrina que el contrario
ensena, aunque en la realidad este las niega, y no ha tenido el animo
jamas de admitirlas; y esto lo hacen para triunfar del enemigo entre la
gente ruda, que no alcanza estos artificios. En los impugnadores de los
libros es comunisimo este modo de sofisticar, y cada dia vemos
atribuirse a un Autor lo que no ha dicho, y otras mil cosas, que no son
de la disputa. Asi lo hizo JUAN CLERICO en muchas impugnaciones que hace
de los Santos Padres, y senaladamente en la Disertacion _de argumento
theologico ab invidia ducto_, puesta al fin de su Logica en el tomo
primero de sus obras filosoficas de la edicion de Amsterdam de 1722.
[107] Su intento es mostrar las falacias, y sofismas q
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