on con que estos los miran, y la
autoridad que los Maestros tienen sobre ellos, dispone su imaginacion a
recibir qualesquiera impresiones, y sucede que los discipulos suelen
tomar los mismos modelos de los Maestros. Por esta razon es necesario,
que los que han de ensenar publicamente sean hombres de buen exemplo y
conocida literatura, porque suelen las letras y costumbres de los
Maestros pegarse, digamoslo asi, a los discipulos. En efecto lo que
hemos dicho de los padres respecto de los hijos, puede decirse de los
Maestros respecto de los discipulos, con sola la diferencia, que los
ninos son mas dispuestos a recibir qualesquiera impresiones, que los
adultos.
[67] Ya se ve que muchos errores nacen de este contagio de la
imaginacion, y son de mayor, o menor entidad, segun su objeto. iQuantos
infelizmente han bebido la heregia y la han sostenido hasta la muerte,
por haberseles comunicado de los padres, o de los Maestros! No hay mas
que leer las historias de nuestros tiempos para tener de esto muchos
lastimosos exemplares. Aun en otros asuntos es tan danoso el contagio de
la imaginacion, que suele atrasar mucho los buenos progresos de las
Artes y Ciencias. Bien ve Ariston que algunas cosas nuevas de la
Filosofia son mas comprehensibles que las que ha aprendido en las
Escuelas; pero no se atreve a abandonar las maximas de sus Maestros.
_O!_ dice Crisias, _yo oi a mi padre, que lo contaba muchas veces, que
en casa salia un Duende, y asi no hay duda que ha habido Duendes._
Cleobulo dice: _Esto es cierto, yo se lo he oido contar muchas veces a
mi abuela, y a fe que era una senora bien racional, que una noche volo
una bruja, y paso el mar, y se fue a Napoles, y luego volvio, &c._ A
estos tales es dificil desenganarlos, porque se les pego quando eran
ninos la errada imaginacion de sus padres, y abuelos.
[68] En ultimo lugar coloco yo las imaginaciones _apasionadas_, y llamo
asi aquellas que van acompanadas de alguna vehemente, o desordenada
pasion. A la verdad nunca imagina el hombre cosa alguna, sin que alguna
pasion acompane sus percepciones, como ya hemos dicho muchas veces; pero
suele en algunas ocasiones ser tan vehemente la pasion que acompana a la
fantasia en la percepcion de algun objeto, que juntas arrastran al
juicio y ocasionan graves errores. A un nino se le amenaza con el
Duende, o porque no llore, o por imprudente conducta de los que le
educan. Excitasele la pasion del miedo, y se le imprime tan vivamente
aquell
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