an a una gran
memoria quando esta junta con poco juicio, y mostrar quan poco
estimables son los Autores en quien resplandece solamente aquella
potencia. Cleobulo esta continuamente leyendo, en todo el dia hace otra
cosa, tiene una memoria admirable. ?Quien no pensara con estas buenas
circunstancias, que Cleobulo ha de dar al publico alguna obra estimable?
Luego vemos que nos sale con una Floresta, o Jardin, o Ramillete de
varias flores, y acercandose, y mirandole de cerca, no hay en su jardin
sino adelfa y vedegambre. Hay algunos que no estan contentos si no hacen
participantes a los demas de lo que ellos saben, y como todo su estudio
ha sido de memoria, no se halla en sus escritos sino un amontonamiento
de noticias vulgares, o falsas; y si bien se repara, en semejantes
libros no hay mas que molestas repeticiones de una misma cosa. Yo
confieso, que apenas hay Autor que no se aproveche de lo que otro ha
escrito; pero los que son buenos anaden de lo suyo, o a lo menos dan
novedad, y metodo a lo ageno[a]; mas esto no saben hacerlo sino aquellos
que a la memoria anaden buen juicio[b]. Otros quieren parecer sabios,
teniendo en la memoria buena copia de Autores, y los nombran y citan
para mostrar su estudio. Pero el haber visto muchos libros no hace mas
sabios a los hombres, sino haberlos leido con metodo, y tener juicio
para conocer y discernir lo bueno que hay en ellos, de lo malo. No saben
estos mas, que los ninos, a quien se hace aprender de memoria una serie
de cosas, que la dicen sin saber lo que contiene, ni para que aprovecha.
No hay cosa mas facil que citar una docena de Autores sobre qualquier
asunto, porque para esto estan a mano las Polianteas, los Diccionarios,
las Miscelaneas, los Teatros, y otros semejantes libros, en que esta
acinada la erudicion sin arte, sin metodo, y sin juicio. Dixo muy bien
el P. FEYJOO, que el Teatro de la vida humana, y las Polianteas son
fuentes donde pueden beber la erudicion, no solo los racionales, sino
las bestias[c]. Bien pudieran entrar en este numero muchos Diccionarios
y Bibliotecas. Con todo, este es el siglo de los Diccionarios, y muchos
de los que hoy se llaman sabios no estudian otra cosa que lo que leen en
los innumerables Diccionarios, de que estamos inundados. La mejor parte
de tales libros, aunque son de la moda, se escriben sin exactitud, y
todos sin los principios fundamentales de lo que tratan. Por esto, los
que solo saben por ellos, son entendimientos que se satisface
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