piadoso y bueno: luego yo no amo a lo que es bueno y justo: luego
pierdo de mi estimacion para con los demas._ O de esta forma: _Lo bueno
y justo es estimable: luego si los demas tienen a mi enemigo por bueno y
justo, le estiman; si le estiman, no me aman, &c._ Esto pasa dentro de
nosotros a veces sin repararlo, y por eso quando oimos a alguno que
alaba a nuestro contrario, pareciendonos por las razones propuestas, que
quanto el contrario es mas digno de alabanza, tanto menos lo somos
nosotros, intentamos con artificio rechazar las alabanzas, o ponerlas
en duda, o culparle en otras cosas, que puedan obscurecer las alabanzas,
y no sosegamos hasta que estamos satisfechos, que ya los demas nos han
creido. Todo esto lo ocasiona el amor propio, haciendonos creer que
quedamos privados de un gran bien, quando le tiene nuestro contrario, o
que el creer los demas que nuestro contrario es bueno y justo, se opone
a nuestra utilidad y conservacion. De esto nacen tantas injurias y
falsedades, que se atribuyen reciprocamente los Escritores, que son de
pareceres opuestos. Los hombres muy satiricos de ordinario tienen
desordenadisimo amor propio, y continuamente exercitan la satira, porque
quieren ajar a los demas, y hacerse superiores a todos. Por esta razon
han de considerar los que escriben satiras, que para ser buenas han de
hacer impresion en el entendimiento, y no han de herir al corazon,
porque como el satirizado tiene tambien amor propio, se movera a abatir
en el modo que pueda al Autor de la satira, y estas luchas pocas veces
se hermanan bien con la humanidad. Esto no suele suceder asi quando se
reprehenden defectos en general, porque entonces no se excita el amor
propio de ningun particular.
[83] El amor propio hace que un hombre se alabe a si mismo; y el amor
propio es la causa por que no podemos sufrir que otro se alabe en
nuestra presencia. El que se alaba a si mismo, se engrandece, porque se
propone como sugeto lleno de cosas que dan estimacion. Si lo hace
delante de otros, se supone poseedor de cosas buenas, que los demas no
tienen, o que el las tiene con preeminencia; o a lo menos lo hace para
que los demas den el justo valor a su merito. El amor propio de los
demas no consiente esto, y asi no pueden tolerar que otro se haga mayor,
ni pueden sufrir que otro sea superior en cosas buenas, porque si lo
fuera, seria mayor y digno de mayores bienes; y como nunca queremos ser
inferiores a los demas, ni sufrimos que otros nos
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