plicacion. No obstante habla este Autor como si
trabajara la cosa de mayor importancia y dificultad, y teme que le han
de faltar las fuerzas y dexa para sus sucesores lo que el no ha podido
executar. Este Autor estaba enamorado de si mismo, y sus inepcias las
proponia como cosas grandes, porque el amor propio le obscurecia al
juicio. Y aunque qualquiera conocera, que detenerse en semejantes
ponderaciones es cosa estultisima, no obstante la fuerza con que se aman
los Autores hace que en los Prologos no se lean sino estas excusas, u
otras del mismo genero[a]. Antes que el P. MALLEBRANCHE satirizo estos y
otros defectos de los Prologos, con mucha gracia y agudeza, nuestro
CERVANTES en el admirable Prologo de su D. Quixote.
[Nota a: _Sed quid ego plura? Nam longiore praefatione, vel excusare,
vel commendare ineptias, ineptisimum est._ Plin. Jun. _lib. 4. epist.
14._]
[86] Una de las cosas mas importantes para adelantar las letras es
comentar, explicar, y aclarar los Autores originales fundadores de
ellas; de modo, que si los comentos son buenos, dan mucha luz a los que
se quieren instruir en las Ciencias. Mas aunque esto sea asi, el amor
propio ocasiona mil extravios en los Comentadores. Uno de ellos es la
erudicion que emplean en explicar un lugar claro y facil del Autor
principal, lo que hacen por mostrar que saben mucho, y por dar a
entender que son hombres capaces de comentar, e ilustrar las cosas mas
dificiles. Si encuentran en VIRGILIO el nombre de un rio, nos derrama el
Comentador el principio, el fin, y la carrera de aquel rio: nos dice
quantas cosas ha hallado en los Autores sobre el asunto; y por decirlo
de una vez, hace un comento largo para explicar una palabra facil de
entender; y no hace otra cosa que llenar el celebro de los lectores de
noticias comunes, y tal vez falsas. Si el Poeta nombra a un Filosofo de
la Grecia, se le presenta la ocasion oportuna de explicar la vida, los
hechos, y sentencias del Filosofo, y nos da un compendio de LAERCIO, de
PLUTARCO, y de todos los antiguos que han tratado del asunto. Asi se ve
claramente, que esto no lo hacen por esclarecer los Autores, ni por
hallar la verdad, sino por adquirir fama de hombres eruditos. Dira
alguno, que los Comentadores no piensan en estas cosas quando emprenden
el comento; pero si me fuera licito decirlo asi, yo diria que el amor
propio lo piensa por ellos. Este es un enemigo que obra secretamente y
con grande artificio, y si los Comentadores hac
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