mos. Es bien sabido que la vista de un
objeto asqueroso nos provoca a vomito, y la tristeza de un amigo nos
entristece: _Si vis me flere_, decia HORACIO[a], _dolendum est primum
ipsi tibi_. Estas cosas suceden por contagio de la imaginacion, porque
la vista de estos objetos excita en nuestra fantasia las mismas
impresiones y movimientos que en aquellos donde se hallan, y por eso nos
excitan las mismas pasiones.
[Nota a: Horat. _Art. Poet. vers. 102._]
[63] Nada es mas comun, que imitar nosotros aquellos con quien tenemos
familiar comunicacion. Si nuestro amigo viste de moda, vestimos
nosotros; si habla con algun tonecillo, insensiblemente le vamos
adquiriendo; si tiene algun vicioso estrivillo, tal vez le tomamos sin
poderlo evitar. Esto sucede, porque nos vamos habituando con el trato a
aquel modo que observamos continuamente en otro. Por esto es bien buscar
para el trato familiar aquellos sugetos en quien resplandezcan las
virtudes y el juicio, porque al fin teniendo en nuestras operaciones
tanta parte la fantasia, es muy conveniente hacerla a recibir imagenes
de lo bueno y razonable.
[64] La imaginacion de los hombres de autoridad es muy contagiosa. Ya la
grandeza, ya la ostentacion, y las dignidades suelen ocupar la fantasia
de los subditos, e inferiores, porque estos consideran en aquellas cosas
una suma felicidad. La sujecion en el inferior por otra parte dispone el
animo a recibir las impresiones del Superior. De aqui nace, que poco a
poco se va haciendo la fantasia de los domesticos y sujetando a las
mismas manejas de los duenos, y la de estos por cierto modo de contagio
arrastra la de aquellos. Por esta razon es importantisimo, que los que
se hallan en grandes dignidades y empleos no exerciten sino obras de
virtud, procurando ensenar a los demas con el exemplo; y no hay que
dudar que puede ocasionar gran dano en la imaginacion de los subditos el
desorden del superior, por el contagio de la imaginacion. Esto se ve
practicamente en la crianza de los hijos. En vano seran los castigos, en
vano las amenazas, y en vano qualquiera diligencia de los padres, si
estos no procuran poner el fundamento de la educacion en el buen
exemplo. Los ninos no exercitan otras operaciones que las de los
sentidos, e imaginacion, y aun quando ya empiezan a razonar, no tienen
otros principios sobre que exercitar y fundar la razon, que aquellas
cosas que se les comunican con el trato, porque vienen al mundo como un
lienzo raido, com
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