os, y los precipita su imaginacion. Como
todos sentimos, e imaginamos las cosas en la ninez, y entonces no
razonamos, hacemos un habito de imaginar de tal suerte, que despues
quando exercitamos la razon nos vemos obligados a imaginar los objetos
sobre que razonamos, y no podemos percibir la cosa si no formamos imagen
sensible de ella en la imaginacion. Esta es la razon por que con solo el
estudio teorico hacemos pocos progresos en las Ciencias practicas,
porque la sola teorica no ofrece nociones tan sensibles de las cosas
como la practica, que las vuelve mas perceptibles; sucede por esto, que
algunos niegan todo aquello que no pueden imaginar. CALVINO nunca pudo
comprehender con su imaginacion, que el Cuerpo de Jesu-Christo pudiera
estar en la Eucaristia y en el Cielo a un mismo tiempo, porque la
imaginacion no puede percibir a un cuerpo en dos lugares distintos a un
tiempo; de aqui concluyo, que la presencia del Cuerpo de Jesu-Christo en
la Eucaristia no era real y verdadera, sino mistica. Erro torpemente
este Heresiarca, asi en esto, como en muchas otras cosas, por la fuerza
de su imaginacion, y por dar a la imaginativa mayor extension de lo que
le corresponde. No puede la imaginacion concebir a un cuerpo en dos
lugares distintos a un mismo tiempo, porque el entendimiento entonces
junta la representacion de aquel cuerpo con la del lugar; y como las
imagenes de los lugares son distintas, hace distintas las del cuerpo, o
no sabe hacer a esta una sola. En este asunto erro tambien JUAN
CLERICO[a], y muchos Logicos entre los modernos. Pero para desenganarse
no es menester mas que ver lo que toca a la imaginacion y ver lo que
pertenece a la razon. Esta dicta, que Dios puede infinitamente mas de lo
que podemos los hombres imaginar, y que por consiguiente aunque la
imaginacion no comprehenda una cosa, debemos creerla si la Fe divina la
ensena. Estos sectarios admiten por ciertas muchas cosas, que no puede
alcanzar su imaginacion. La eternidad no la podemos imaginar, y la
tenemos por cierta. Tampoco podemos imaginar al infinito, y no obstante
le tenemos por existente. ?Por que, pues, se ha de dar tanto valor a la
imaginacion en unas cosas, y no en otras? Yo creo que es, porque estos
tales de puro imaginar no hacen otro exercicio que el de esta potencia,
y a ella temerariamente sujetan la razon, el juicio, y aun el soberano,
e infalible dictamen de la Iglesia.
[Nota a: Cleric. _Pneumatol. cap. 8. sect. 3._]
[44] Pasemos ahor
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