uzgar de las cosas rectamente, y esta
consideracion es de suma importancia, porque en la enfermedad suele
mudarse todo el orden de las percepciones. Asi el que padece _tericia_
ve todas las cosas amarillas, las ve dando giros el que padece
_vahidos_; y a este modo se trastorna el orden regular de las
percepciones en las enfermedades, de lo que pudiera alegar muchos
exemplos. Esto acontece, porque en la enfermedad se muda el orden
natural del cuerpo, y como las percepciones del alma corresponden a
ciertas, y determinadas impresiones, por eso entonces a la impresion
desordenada corresponde desordenada percepcion. Esto confirma, que los
sentidos de suyo son fieles[a], porque siempre ofrecen la impresion
correspondiente a la disposicion de los objetos que la causan, y de las
partes que la exercitan; pero al juicio toca distinguir, y conocer si
son, o no regladas semejantes representaciones. El medio por donde
suelen propagarse los objetos sensibles ha de observarse tambien para no
errar, porque suele hacer variar notablemente las percepciones. El ayre
sereno nos hace ver los objetos de un modo, y el nebuloso de otro. Del
mismo modo altera el ayre las varias impresiones del sonido. Para
asegurarse, pues, es necesario examinar la cosa en distintos tiempos, y
en diferentes estados, consultar juntamente otros sentidos[b], y llamar
a su socorro el juicio de otros hombres sobre el mismo asunto, porque la
verdad es simple, y los caminos acia el error son muchos, y quando se
habra andado por todos ellos, y no se habra encontrado embarazo, estara
el entendimiento dispuesto para alcanzarla.
[Nota a: _Ordiamur igitur a sensibus, quorum ita clara judicia, & certa
sunt, ut si optio naturae nostrae detur, & ob ea Deus aliquis requirat,
contentane sit suis integris, incorruptisque sensibus, an postulet
melius aliquid non videam quid quaerat amplius. Neque vero hoc loco
spectandum est, dum de remo inflexo, aut de collo columbae respondeam,
non enim is sum, qui quidquid videtur_ tale _dicam esse_, quale
_videatur._ Cic. _Q. Ac. lib. 2. c. 20._]
[Nota b: _Meo autem judicio ita est maxima in sensibus veritas si & sani
sint, & valentes, & omnia removentur quae obstant, & impediunt, &c_.
Cicero _Quaest. Acad. lib. 2. cap. 21._]
[8] Todo esto es menester que adviertan los que hacen experimentos, y
profesan las ciencias naturales, si no quieren ser enganados en aquello
mismo que observan. Ultimamente se ha de advertir, que la equivocacion
e
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