aterna rura bobus exercet suis, Solutus omni foenore._
Horat. _Epod. lib. ode 2._]
[16] Siguese de todo lo dicho, que los sentidos solo ofrecen falsos
bienes, o aparentes, y por consiguiente que es necedad ir los hombres
dotados de razon buscando continuamente los enganosos atractivos de la
concupiscencia. Siguese tambien, que solo ha de fiarse el hombre de lo
que le ofrecen los sentidos para la conservacion de su cuerpo, y el uso
de los objetos sensibles ha de ser conforme a la razon y a las leyes
divinas y humanas. Por esto sera convenientisimo no juzgar prontamente
de lo que los sentidos presentan, porque en esto se expondran los
hombres a infinitos enganos. Sera bien suspender el juicio, o dudar en
semejantes representaciones, para examinar con la razon fortalecida de
una buena moral el uso, que nos conviene hacer de los bienes que nos
ofrecen.
[17] En las cosas fisicas es grande el imperio de los sentidos, y en la
misma proporcion lo es tambien el numero de errores que ocasionan. Cree
el comun de los hombres, que las qualidades sensibles, como el frio,
calor, humedad, sequedad, color, y otras semejantes, estan solo en los
objetos, y se enganan porque parte estan en ellos, y parte en el
sentido. Este error viene a los hombres desde la ninez, y por eso es tan
dificil de desarraigar. Quando somos ninos y nos acercamos a la lumbre,
sentimos _calor_. En aquella edad no suspendemos jamas el juicio, antes
por el contrario, juzgamos de las cosas como nos parecen y no como son,
porque entonces somos sensibles, y no racionales; esto es, solo
exercitamos la potencia de sentir, y no la de razonar. Asi que no
distinguimos el calor radical; esto es, la raiz del calor que se halla
en el objeto sensible de la percepcion, del que esta en nosotros, y
ambas cosas son necesarias para el calor. Lo mismo ha de entenderse de
las demas qualidades propuestas.
[18] Otro error ocasionan los sentidos muy general en las cosas
pertenecientes a la Fisica. Suelen los nombres colocar baxo una misma
especie las cosas que tienen entre si semejanza, o sea en el color, o
en el gusto, y por esto se gobiernan para atribuirlas unas mismas
qualidades. De esta forma han errado los Botanicos, que atribuyen unas
mismas virtudes a las plantas que se parecen, o a las que tienen
semejanza en el sabor y otras afecciones sensibles, sin contar con la
relacion precisa que han de tener con el cuerpo humano, y la
_idiosincrasia_, que acompana a cada una de el
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