entendimiento para no errar en estas cosas. Hase de atender tambien para
conocer los Escritos de un Autor el modo con que habla este en aquellos
que nadie dudare ser suyos, y se han de comparar unos con otros. Asi se
ha de atender el estilo, la fuerza de la imaginacion, la rectitud de
juicio del Autor, se ha de saber en que tiempo vivio, y se ha de notar
si se contradice en cosas de importancia, o habla de cosas posteriores a
su tiempo, porque con todas estas prevenciones se podran bastantemente
distinguir los escritos que sean legitimos, y los que sean falsamente
atribuidos. Por exemplo: HIPPOCRATES escribio los libros de los
Aforismos, de los Pronosticos, y algunos de las Epidemias; y no dudando
nadie que estos escritos sean legitimamente de Hippocrates, observamos
que habla con gravedad, sencillez, brevedad, y precision, y que sus
descripciones historicas de las enfermedades son exactas, y conformes a
las que otros Griegos hicieron; y no observandose estas cosas en algunos
otros de los escritos que andan impresos con el nombre de Hippocrates,
por eso no han de tenerse por suyos. En efecto, Geronimo Mercurial,
Daniel Le-Clerc, y otros Medicos criticos, no solo han tenido por
espureos muchos de los libros atribuidos a Hippocrates, sino que hacen
varios Catalogos para separarlos de los verdaderos, asunto que he
tratado con extension en mis obras Medicas. En las cosas de Religion
sucede lo mismo, pues el Evangelio de Santiago, el de San Pedro, y otros
muchos fingidos, de que trata Calmet en una _disertacion_ que compuso de
proposito sobre los _Evangelios apocrifos_, son libros que formaron los
Hereges, y para autorizarlos los atribuyeron a Autores de mucha
reputacion; y esto es lo que obligo al Papa Gelasio en el Concilio que
celebro en Roma acia los fines del siglo quinto, a declarar semejantes
libros por apocrifos, y formar el catalogo de ellos tan sabido de los
Criticos.
[70] Debo aqui advertir, que para hacer buen uso de estas reglas, se han
de considerar como he dicho todas las calidades del Autor, cuyos
escritos se pretenden averiguar; y no basta gobernarse por solo el
estilo, como hacen algunos, porque no es dudable, que los Autores suelen
variar mucho los estilos, y un mismo sugeto escribe de un modo en la
juventud, y de otro en la vejez, cosa que ya observo Sorano, antiguo
Escritor de la vida de Hippocrates, en las obras de este insigne Medico;
bien que como los estilos siguen los genios y natural de los Escrit
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